miércoles, 6 de julio de 2016

Chino


Espera a que el tendero de enfrente
se jubile y traspase el negocio.
Comprueba cómo ahora
está abierto todo el año
y se atiborra de productos innecesarios
y de baja calidad
que reproducen de manera espuria
la ilusión del consumismo en las clases bajas:
pistolas de agua que gotean
antes incluso de llenarlas,
sobres que no pegan para enviar cartas
que nunca escribirás,
auriculares que dejarán de sonar
en muy poco tiempo.
No pasa nada:
podrás darte el gustazo
de comprarlo un domingo a las tres
y pensar que así sublimas
los objetos que el chino mete
en una bolsa que empieza a desgarrarse
apenas has salido por la puerta.
No que tu oscura y deprimente vida
se hace cada vez más falaz.

8 comentarios:

  1. Impresionada, un poema muy real, a la vez que duro, en que nos estamos convirtiendo??, realmente la culpa (o no culpa), es de los grandes almacenes que poco a poco nos cohiben de ir al cercano tendero o a comprar un pan con "algo" de calidad. Magia en tus manos.

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  2. Muchas gracias, Sara. Los grandes almacenes son parte de lo mismo, y los ciudadanos nos dejamos comer.

    Gracias, River.

    Abrazos.

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  3. Impresionada, qué duro es darse cuenta de la realidad

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  4. Grande Gonzalo, cambian las coordenadas espaciotemporales pero solo eso.
    Abrazo.

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  5. Muchas gracias, Alicia. La realidad siempre supera a la ficción.

    Muchas gracias, Addi. Buena observación, amigo.

    Abrazos.

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  6. Me encantan las tiendas chinas de todo a cien. Miles de objetos, la mayoría de ellos de color abigarrado, mezclados en una orgía imposible de colores, todos ordenados en pasillos estrechísmos. Tengo un amigo algo mayor que yo que cuando se aburre por las tardes recorre un Madrid donde cada mes nacen nuevas tiendas chinas. Su pasión es comprar cosas inútiles y enseñárselas a sus amigos visitantes.
    Me encantan las tiendas chinas, insisto.
    Abrazos,
    JdG

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  7. Me sorprendes, Javier, pero conociéndote no debería hacerlo, sabiendo de tu iconoclasia y personalidad. Lo de tu amigo podría ser sabiduría o estulticia, pero me inclino por lo primero.

    Abrazos.

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