jueves, 27 de julio de 2017
Countdown To Extinction
El hard rock y el heavy metal que tanto éxito habían tenido en los años ochenta del siglo anterior sufrieron una fuerte erosión durante la década siguiente debido al modelo alternativo que desde Seattle impondrían Nirvana y Pearl Jam. Muchas bandas sucumbieron y otras degeneraron, pero algunas —como Slayer, Pantera o la que nos ocupa: Megadeth— resistieron y no se dejaron llevar por cantos de sirenas ni derrotar por las camisas de cuadros y el llamado rock independiente.
Countdown To Extinction (1992) es el primer disco del grupo de Dave Mustaine publicado tras el éxito de Nevermind y la convulsión subsecuente. Y Megadeth sigue a lo suyo: grabar once canciones de exquisito metal que en nada envidien a las que conforman plásticos previos como Peace Sells… But Who's Buying? o Rust in Peace. La veloz Skin O' My Teeth y ese himno definitivo titulado Symphony Of Destruction son portadoras de todas las virtudes que se extienden al resto del elepé: un cuarteto compositiva e instrumentalmente soberbio, una producción nítida de Mustaine y Max Norman y un sonido agresivo que no sacrifica las características melódicas de los temas. Las guitarras de Mustaine y Marty Friedman, la batería de Nick Menza y el bajo de David Ellefson ejecutan riffs, solos y ritmos excelentes que en ningún momento decaen o son menores.
La famosa portada con el hombre levitando envuelve un vinilo jugoso por ambas caras que hace veinticinco años comenzaba una "cuenta atrás para la extinción" que todavía no ha finalizado. Hasta que llegue, que lo hará (no lo duden), dejémonos subyugar por las profecías narradas con voz satánica por Dave Mustaine mientras las clasificamos y escribimos sobre ellas con inocente afán de eternidad en un blog llamado Ragged Glory. Ni el grunge ni el trash metal la lograrán, ¿qué podemos esperar nosotros en este limitado espacio virtual?
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Uno de mis discos de favoritos de metal
ResponderEliminarPues fíjate que por unas cosas u otras no me he metido nunca con Megadeth. Y llevo viendo discos suyos en las estanterías de las tiendas de discos desde adolescente.
ResponderEliminarImagino que habrá que solucionarlo.
Un abrazo.
Y de los míos, Bernardo.
ResponderEliminarYo lo haría, querido Addi.
Abrazos.
Ya conoces mi poca querencia por el jevi de los 80 en adelante, aunque, curiosamente, desde hace tiempo me estoy aficionando al stoner, al doom, algo de trash gótico y a otras aberraciones similares. Mi hijo era un auténtico pirao de estos grupos, Slayer, Anthrax, Pantera, Megadeth, etc.... Me costó un huevo que entrara en razón.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Te estás radicalizando sónicamente con los años, Javier. Tu hijo entró en razón a base de absorber la tuya, ja ja ja.
ResponderEliminarUn abrazo.