Ampuloso y agresivo, el sonido del debut de Marilyn Manson (Portrait Of An American Familiy, 1994) anuncia lo que será el siguiente y magistral Antichrist Superstar, conducida asimismo la banda desde los controles por Trent Reznor. Rock pesado de aliento industrial, al mismo tiempo de su época y personal, no es de extrañar que Wrapped In Plastic, por ejemplo, recuerde a Soundgarden, Alice In Chains, Jane's Addiction e, incluso y forzando un tanto la máquina, a Birthday Party sin dejar de expulsar por todos sus orificios la fórmula del grupo.
Pero no nos adelantemos. Este mordaz, procaz y satánico "retrato de una familia americana" lleva ya varias canciones antes de llegar a su octavo corte. El glam gótico y retorcido de Cake And Sodomy ha hecho retumbar las paredes de la casa y el funk metal de Lunchbox nos ha noqueado con su agresivo estribillo, tras un breve Prelude (The Family Trip), marcando ambos temas el camino de excesos verbales y musicales que va a seguir el álbum al completo. No conoce tregua en su discurrir tajante de oscuridad morbosa, electricidad desbocada e himnos demoníacos, los Estados Unidos más negros diseccionados con humor aún más negro y bestia. Dominado por los medios tiempos cargados de tensión, solo en Dogma pisa el acelerador el trabajo, velocidad punk que se agradece por el contraste y porque la canción no baja el nivel (más bien al contrario). Sweet Tooth, acto seguido, recupera la orientación mayoritaria armada de esos riffs heredados de Black Sabbath y filtrados por el grunge.
Tres temas se suceden hasta completar los trece que contiene Portrait Of An American Family, garantes de la coherencia formal y el acierto compositor, además de añadir ciertos matices post punk y no wave que enriquecen el disco. Como no podía faltar en un CD de los noventa, Misery Machine, la última canción, se alarga durante siete minutos una vez finalizada a los cinco y medio mediante un teléfono que no deja de sonar hasta que se escucha a la madre de un fan de Marilyn Manson decir a un contestador automático que no quiere que su hijo vuelve a recibir ningún "material pornográfico" más de la banda o tomará medidas legales. No se podía esperar menos de un "retrato" tan macabro y tan crítico con la sociedad que ve en sus autores el peligro. La advertencia a los padres en la portada (y de la portada) —ridícula y estúpida ad nauseam— no deja lugar a la duda.