Todavía en su máxima expresión, el cuarto elepé de Black Sabbath es una obra maestra más de la banda de Birmingham, rock pesado seminal y de arrebatadora personalidad cuyas características influirán tremendamente en el heavy metal, el hardcore, el sleaze rock o el grunge, pero sin el mismo éxito u originalidad. Como había sucedido en Paranoid, el título no fue aceptado para el álbum, pues el mensaje favorable (o permisivo) a las drogas que lanzaba Snowblind hería la sensibilidad de aquéllos que no iban a comprar el plástico ni a permitir una apología pública de lo que consumían (o no) en privado.
Vol. 4 (1972) no solo muestra al grupo en pleno estado de forma, sino con ganas de dar un paso adelante. Wheels Of Confusion parte de un típico riff made in Iommi para expandirse a terrenos progresivos en sus ocho minutos largos. Mucho más breve, Tomorrow's Dream es un tema agresivo que antecede a la gran sorpresa del disco. Con letra de Geezer Butler sobre la ruptura de Bill Ward (curiosamente el único miembro del cuarteto ausente en esta canción) y melodía de Tony Iommi que es interpretada por Ozzy Osbourne en compañía de piano, mellotron y bajo, Changes es una preciosa balada sentimental que amplía la paleta de los autores de Sabotage. No menos sorprendente es esa miniatura instrumental llamada FX, experimento electroacústico de la guitarra de Iommi a emparentar con la tradición vanguardista europea aunque ni él ni sus compañeros se lo tomaran muy en serio. Pero no, no ha perdido Black Sabbath el oremus rocker que siempre le ha guiado. Tríada consecutiva, Supersnaut, Snowblind y Cornucopia lanzan sus granadas metálicas de tempos moderados pero enorme potencia sónica. Las guitarras acústicas y el mellotron guían el segundo instrumental con el que nos topamos, Laguna Sunrise, y St. Vitus Dance retoma el acero, no obstante con mayor brevedad. Under The Sun echa el cierre sonando a puro Sabbath y trayendo acordes y ritmos de War Pigs y Electric Funeral, adiós hecho de reminiscencias a un fantástico cuarto volumen. El quinto y el sexto mantendrán asimismo viva una llama, como en Ragged Glory ya hemos contado, que hasta 1975 escribió con distorsión, magia diabólica y mucho talento una de las páginas sagradas del rock and roll.