lunes, 9 de abril de 2012

VI


Ni es el sexto elepé de Circle Jerks, como su título indica, ni hallamos en él el hardcore espídico de sus primeros años. VI (1987) es, en realidad, el quinto eslabón de su discografía, una aleación de punk y metal que mejora la del anterior e insuficiente Wonderful. Contiene el álbum trece temas, de los que más de la mitad no pasan de correctos (incluida la versión de Fortunate Son, a años luz del original de John Fogerty y la Creedence), pero cinco de ellos levantan el nivel hasta situarlo por encima del aprobado. Casuality Vampire, Protection y I'm Alive son canciones buenas y macarras, con un Keith Morris tan irónico y procaz como siempre, pero las dos cumbres se llaman Beat Me Senseless y Living, bronca la primera, emocionante la segunda al transmitir la épica de los perdedores en dos minutos y medio que son capaces de levantar todavía mis cada día más apagados ánimos. Carece VI de la importancia de los tres primeros discos de los Circle Jerks —aunque sólo por estos dos temas ya merezca la pena—, y queda lejos, por supuesto, de obras magnas de la cosecha de aquel año como Sister, In The Air Tonite, Pleased To Meet Me o Appetite For Destruction, pero para mí tiene mucho más valor —el valor de la verdad (de las mentiras, que diría Vargas Llosa) frente al de la afectación— que horteradas como Hysteria o 1987.

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