lunes, 20 de octubre de 2014

De traiciones e imprevistos

Ganar, perder, ¿cuál es la diferencia?

De los diálogos de El tren del infierno, Andréi Konchalovski



Dueño de una carrera interesantísima aunque irregular, John Huston es, ante todo, el creador de unas cuantas obras geniales de poso amargo pero llenas de vida entre las que podemos citar La reina de África (1951), Solo Dios lo sabe (1957), Dublineses (1987) o La jungla de asfalto (1950), sobrio, exacto y duro relato negro que inspirará un subgénero cuyo máximo exponente quizá sea el Atraco perfecto (1956) de Stanley Kubrick.


Sin estridencias ni juicios morales, Huston adapta la novela de W. R. Burnett con la ecuanimidad de quien sabe de la inconsistencia de la condición humana, de sus debilidades, contradicciones y dificultades para sobrevivir en ese entorno sumamente hostil que es cualquier "jungla de asfalto". Los delincuentes que realizan el atraco son retratados como profesionales, no como bandidos, víctimas, precisamente, de quienes han formado parte de la planificación pero no quieren verse implicados directamente en el asunto. Eso sí, ni las traiciones salen gratis, ni los imprevistos pueden ser controlados, y, desde el abogado corrupto que debería haber financiado el robo hasta el chófer que espera para llevar a los ladrones, todo el mundo acaba salpicado al complicarse las cosas. La perfecta puesta en escena de Huston hace que los hechos se sucedan con una normalidad que sitúa a su película más en el terreno del drama naturalista que en el del cine negro, terreno que, por supuesto, también ocupa. La excelente fotografía en blanco y negro de Harold Rosson, el verismo de los actores —que interpretan a personas de carne y hueso—, la escasa presencia de la música y el poético final redondean La jungla de asfalto hasta lograr esa impronta de autenticidad y austeridad que deja el film.


En el anecdotario, el pequeño papel de Marilyn Monroe, quien una década después —convertida en un mito viviente destrozado por su sensibilidad en espera del mejor momento para desaparecer— repetirá con John Huston en Vidas Rebeldes (1961), último largometraje (completo) de la actriz. Perdedores los de aquí como los de La jungla de asfalto, siente simpatía al autor de Cayo Largo (1948) por esas figuras tan detestadas en su país, pero mucho más dignas de compasión y estudio que los vulgares, sonrientes y peligrosos ganadores. No los hay en las casi dos horas de sobresaliente celuloide que nos ha ocupado, pero la (sabia) proyección de sus antónimos resulta sin lugar a dudas mucho más satisfactoria para nuestros sentidos.

4 comentarios:

  1. Gran film, y valiente (por la relectura de género que propone) , que huye de muchos estereotipos de la década que recién deja atrás (y qué el propio realizador ayudó tanto a cimentar por otro lado). Recuperando una entrada de la primavera del 2009 en espacio propio (8/10 en las astracanada del guzztómetro, por cierto) me ha hecho gracia ver como señalaba lo de " la rudeza visual sin concesiones" como lo mejor y peor del film a la vez... La lectura, mucho más prosaica por mi parte, venía a significar algo así que es tan de género que lo es demasiado en algunos pasajes (pocas concesiones al espectador palomitero para entendernos) pero que al mismo tiempo la calidad desbordante es tan evidente que te salta a los morros sin más... Magnífico Gonzalo, texto a atesorar como siempre que te descuelgas con temas "cineros" (que con lo otro también, obvio, pero lo tangible -por lo visual- del cine hace hincapié mucho más en la impresión que en la sensación... lo que me hace lo referido -por quien sea- mucho más tangible y exacto... y vaya empanada mental, sí, pero yo me entiendo, jajaja). Abrazo, Gonzalo !

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  2. Recuerdo esta pelicula de cuando era un enano; siempre le escuché a mi padre hablar maravillas y recuerdo haberla visto unas cuantas veces en la sesión de tarde de los sabados y algún día de vacaciones de navidad, cuando pasaba las tardes disfrutando con resposiciones... Aunque el argumento lo recuerdo vagamente, por lo que necesariamente tendré que recuperarla...

    Un abrazo.

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  3. La jungla de asfalto es el punto de vista del villano, una vuelta de tuerca a la moral de modo subjetivo e interesante y como dice Guzz osado.
    En celuloide impecable como siempre con Huston y de guión sin fisuras, un peliculón.
    A mi me encanta Houston, y además de esta y otras siento debilidad por El Tesoro de Sierra Madre, con la que veo cierta afinidad en cuanto a tensión psicológica a la que son sometidos los personajes, resuelta de diferente forma eso si,
    Buen recordatorio cinéfilo amigo.
    Abrazo.

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  4. Recuerdo tu entrada, Guzz, y tus referencias a Kubrick y Orson Welles. Ciertamente, "La jungla" es una película con muy pocas concesiones. Entiendo lo que dices, la música siempre será más abstracta. Gracias por tus elogios.

    La recuperación seguro que es muy grata, Aurelio.

    Hombre, Addison, Huston tiene bastantes cosa flojas o regulares, yo no diría que es siempre impecable. "El tesoro de Sierra Madre" es buenísima, cierto.

    Un abrazo.

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