miércoles, 9 de diciembre de 2015
Psychocandy
La fórmula queda clara con una sola escucha: unir las melodías radiantes de los primeros Beach Boys y los girl groups de los sesenta con la electricidad desbocada y el minimalismo punk que trazan una línea —Johnny Burnette, Bo Diddley, los Sonics, la Velvet Underground, los Stooges, Suicice, Ramones, Joy Division, Sonic Youth…— relacionando abiertamente el primer rock and roll con la vanguardia noise y afterpunk de finales de los setenta y principios de los ochenta. Hablamos, evidentemente, del extraordinario debut de The Jesus And Mary Chain, publicado en 1985 bajo el nombre de Psychocandy. La mixtura del arrullo pop con la saturación hiriente del sonido de las guitarras y una base rítmica robótica e inflexible crea un universo particular y extremo en el que la canción inmediata y breve —muy pocas superan los tres minutos— lucha por no morir ahogada en el baño de distorsión a la que es sometida. Es de este contraste brutal del que nace el estilo del grupo escocés, que en su primer elepé mantiene una coherencia radical y pura que impregna todos y cada uno de sus cortes y hace de ellos un conjunto indivisible. Adheridos por la argamasa de las ideas claras, los temas son pequeñas joyas cuya comunión sirve de plusvalía que eleva el conjunto a la categoría de obra maestra, y en los que la interpretación es tan o más importante que la composición. En la misma liga que Song The Lord Taught Us, The Days Of Wine And Roses, Swordfishtrombones, In The Air Tonite, Daydream Nation, Nothing's Shocking, Negative Waves, Doolittle, Distemper o New York, Psychocandy es la prueba de que en los años ochenta hubo (y mucha) vida inteligente en el mundo del rock y grupos y solistas con cosas muy interesantes que decir. Entre ellos, The Jesus And Mary Chain, que a mediados de dicha década empezaba una carrera imprescindible mediante un disco tremendo que seis quinquenios más tarde sigue incrementando su valor.
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Sin ser mi favorito del grupo, gran disco. Yo soy más del Darklands o el Automatic. Aún así gran debut de una banda imprescindible, oscura y tenebrosa.
ResponderEliminarAbrazos.
Para mi si que es mi favorito, sus primeros años son básicos, gran reseña Gonzalo, aunque le colocas en la liga de un par de dicos para mi sagrados "Swordfishtrombone", mi favorito de Waits y "The days of wine and roses".
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
A mí me parece el más perfecto y coherente de sus discos, Savoy, sin negar el gran interés de lo que vendrá después.
ResponderEliminarGracias, Addi. Lo coloco ahí sin miedo, lo veo al mismo nivel.
Abrazos, majos.
Para mi siempre será el hijo no reconocido del segundo velvet y el primer division (a la salud ramonera por esas -oscuras- melodías tan despiadadamente abrasadas). Un clásico por propio derecho y mi favorito de los Reid, está claro (aunque las b-sides de "barbed wire kisses"... ojo, con eso). Magnífico recordatorio con un totémico disco que, de forma natural que no paradójica además, tiene más hijos (confesos y no) que El Greco.
ResponderEliminarAbrazo, Gonzalo !
Acotas aún más las influencias, Guzz, y muy certeramente. Hijos a patadas, claro. Y sobre El Greco (aunque me extralimite) te recomiendo el estudio de Manuel B. Cossío, que tiene más de un siglo pero sigue siendo esencial.
ResponderEliminarAbrazos.
Me los salté en los 80, y es curioso, llevo viendo el disco en vinilo en una caja de unos grandes almacenes y he estado apunto, me he redimido por el volumen de gastos que llevo entre novedad y reediciones...este es el empujón que necesitaba, solo pido que nadie se me haya adelantado. Saludos
ResponderEliminarTe vas a llevar una alegría sonora, Antonio, ya verás.
ResponderEliminarSaludos.
Excelente reivindicación de esta maravilla de Jesús y María, y también de aquellos denostados años 80 que dieron, como apuntas en la entrada, discos de portentosa belleza e influencia posterior. Curiosamente empezé con el "Barbed Wire Kisses" que comenta Guzz y, a partir de ahí, fue mi grupo de cabecera inglés (y lo sigue siendo) durante aquella época. Irónico que sean capaces los ingleses de hacer en aquellos tiempos maravillas como estas (o como la de The Edsel Auctioneer; Spacemen 3, Leatherface o Mega City 4) para caer después en la indolencia del britpop.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Gracias, Javier. Comparado con lo que en los ochenta y noventa hicieron TJAMC y las bandas que citas (Spacemen 3 sobre todo) lo del britpop es penoso. Yo creo que en los ochenta se hizo mejor música que en la siguiente década, no sé si tú opinas como yo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Observo que te pusiste las gafas de sol. Qué discazo y más rompedor. Disculpa mi retraso pero ando muy liado estos días. No quería dejar pasar la oportunidad de comentarte este corto pero acertado post. Abrazo.
ResponderEliminarNo pasa nada, Johnny, puedes leer y comentar cuando quieras. Tan rompedor que nunca volvió a serlo tanto el grupo. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.