jueves, 27 de octubre de 2016
Camino Soria
Tres décadas van a hacer desde que Gabinete Caligari publicara en 1987 Camino Soria, tres décadas que han servido para que su brillo aumente y aumente hasta situarse en lo más alto de la historia del rock patrio. El afterpunk del que viene el grupo madrileño ha ido despareciendo a la par que su música se llenaba de matices castizos, que de ser eso —matiz— pasan a ser la marca de la casa, la personalidad que —sublimada— va da lugar a un elepé esencial y muy, muy hermoso.
Pecados más dulces que un zapato de raso abre musicando un poema de Eduardo Haro Ibars y señalando el asunto sobre el que va a girar el álbum: esa droga natural llamada amor. Country, honky tonk y hasta doo-wop se cuelan en una melodía arreglada con esmero y de sonido muy particular. El rockabilly, la copla y el swing se abrazan sin rubor para celebrar que "un hombre y una mujer de bandera" están en la Suite nupcial enamorados, felices y en celo "hasta el día del juicio final". Contraste tremendo, tajante y emocionante hasta la médula, La fuerza de la costumbre es una de esas canciones que se clava en cualquiera que haya vivido una ruptura o una relación sentimental estirada hasta la náusea. Cada palabra que sale de la boca de Jaime Urrutia se convierte en una declaración de desamor y tristeza que la banda convierte en indiscutible belleza hímnica. Y si de himnos hablamos, es que con Tócala, Uli hemos topado. El homenaje al mítico saxofonista Ulises Montero —muerto como Cristo a los treinta y tres años, pero sin intención de redimir a la humanidad— revive la alegría del Walking On Sunshine de Katrina and The Waves para recordar jaranero la pérdida de quien vivió poco, hizo feliz a sus amigos, fue un músico brillante y se consumió devorado por las drogas. El bandoneón de Osvaldo Larrea marca la sonoridad de Como un pez, la triste historia de un hombre desafortunado ("Es su sino el de sufrir") cuya mala suerte se refleja en la nostalgia de las notas interpretadas. La sangre de tu tristeza añade más leña al fuego de las penas en una de las canciones más conocidas de Gabinete. Enamorado de la tristeza como el Sinatra de Glad To Be Unhappy, su protagonista —"añorando el aroma de alguien a tu lao"— se revuelca en el fango sin perder el sentido del humor. Gobernado de nuevo el disco por el desamor, la cadencia de Saravá arrastra preguntas que todos nos hemos hecho:
"Dios mío dime cómo es posible
que puedas crear tantos encantos con maldad.
Dios mío dime cuál es la forma
de diferenciar cuándo el orgullo es orgullo
o simplemente dignidad".
Rugido de tigre saca pecho —"Con un rugido de tigre le diré / nenita quiero ser libre otra vez"— para reivindicar el espacio propio, inventar el cruce entre el pasodoble, el rock and roll y el swing y recordarnos que
"Como un rugido de tigre es mi voz
pero incluso los tigres sufren de amor
y rugen por amor
y sufren de amor
y mueren por amor".
Los seis minutos de Camino Soria suponen la culminación de un trabajo magistral en forma de una da las canciones más ambiciosas y logradas del pop español. Su magnífica e inolvidable melodía, los espléndidos arreglos de trombón y teclados, la voz de Urrutia y su guitarra, la base rítmica de Fernando Presas y Edi Clavo, el orgullo mesetario y castellano o versos como
"Bécquer no era idiota, ni Machado un ganapán
y por los dos sabrás que el olvido del amor
se cura en soledad, se cura en soledad",
hacen del tema que pone título al elepé un mundo propio e inabarcable dentro de un conjunto que ya lo es, el del "mejor disco costumbrista jamás grabado en este país", en sabia definición de Joserra Rodrigo. Cualquier otro halago o descripción redundaría sin mejorar lo dicho sobre un plástico que —creo— todavía no ha dejado de crecer. El tiempo nos lo dirá.
NOTA: Esta entrada está dedicada a mi amigo Jorge Addison de Witt, autor del blog Rock and More by Addison de Witt
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Estaba esperzndo con el aliento contenido esta reseña, el disco con el que Gabinete alcanzan algo más que su cota más alta de éxito, llegan a un estado artístico y creativo que les da un lugar propio y de privilegio en la historia del rock español.
ResponderEliminarUna fusión de estilos y una fuerza en los textos que esplicas maravillosamente amigo.
Muchas gracias por la dedicatoria amigo mio.
Un fuerte abrazo y nos vemos en nada.
Gracias a ti, Addi. Sí, creo que hablammos de una de las cumbres del rock español. Nos vemos en dos días, abrazos.
ResponderEliminarCon Gabinete voy poquito a poco: Primero Que Dios Reparta Suerte y Cuatro Rosas, luego Al Calor Del Amor En Un Bar y lo siguiente... :)
ResponderEliminarMe encanta la definicion de costumbrista que le has puesto. Eso es lo que es. Ademas de un disco redondo, inspirado y que siempre te deja con ganas de mas. No importa los años que hayan pasado. Saludos Gonzalo
ResponderEliminarGrandes recuerdos de Soria, varios buenos amigos dejé por allí y me viene a la memoria una imborrable noche donde escuché el mayor silencio de mi historia. Me falta este disco de Gabinete, y ya es pena penita pena (de mi corazón...), aunque me se sus títulos casi de seguido, el hecho material de la posesión parece que pudiera cerrar el círculo..., ¿aunque hace realmente falta?. ¡Qué grandes se hicieron Gabinete con este trabajo! Les ví por primera vez en RockOla cuando se presentaban en el escenario como grupo proto-punk con alguna que otra esvástica en el brazo..."Edi, Edi..., al escenario...", clamaba un Jaime Urrutia sin demasiado énfasis, la peña (entonces la llamábamos vasca) expectante y feliz en un concierto que creo recordar compartían con Décima Víctima. Y Edi apareció por fin, y se hizo la luz.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Pues a disfrutar de "Camino Soria" cuando toque, Víctor Hugo.
ResponderEliminarBueno, se la he tomado prestada a Joserra Rodrigo, pero así es. El disco sigue sonando fenomenal.
Esos silencios atronadores y castellanos… El mío es del norte de Segovia, Javier. Yo creo que a todos nos faltan físicamente discos que conocemos de arriba abajo. En mi caso, por ejemplo, el "Zuma" de Neil Young o el "Street Hassle", de Lou Reed, elepés que se quedaron en perdidas casetes. No sé si funcionaba la provocación de las esvásticas, tú estabas allí, pero siempre ha sido Gabinete un grupo musicalmente atractivo.
Abrazos.
Hola Gonzalo. ¡Cuánto tiempo! ¿Me podrías proporcionar un correo o alguna otra vía de contacto? Quiero consultar contigo algo sobre tus libros.
ResponderEliminarSaludos.
Cierto, su brillo aumenta hasta situarse en lo más alto de la historia del rock patrio. Me encanta lo que dices de que rock castizo pero marca de la casa. Abrazos.
ResponderEliminar¡Querido amigo mexicano! En la parte superior derecha del blog, en contacto, tienes mi correo electrónico. Me escribes y me cuentas.
ResponderEliminarVolviéndolo a escuchar me ha parecido que es un disco que sigue creciendo, como digo, Johnny. Muy personal lo de Gabinete.
Abrazos.
El otro día lo comentábamos, es su mejor disco y punto. Grandeza castiza, 9 temas como nueve soles, no sobra ninguno y las cantas del tirón. Me lo sé enterito de pe a pa... conservo la cinta de cassete amarilla de EMI.
ResponderEliminarAbrazos.
Sin duda, la obra maestra de Gabinete.
ResponderEliminarAbrazos.