miércoles, 10 de enero de 2018

Blues After Hours


Hablábamos hace poco de Wes Montgomery, guitarrista negro de jazz muerto de un ataque al corazón a la temprana edad de cuarenta y cinco años, y traemos hoy a otro músico imprescindible a quien la descripción de Montgomery cuadra con exactitud si sustituimos el vocablo "jazz" por el de "blues": Elmore James. Vidas cortas pero bien aprovechadas en el plano artístico, tal y como refleja Blues After Hours (1960), único elepé publicado mientras James vivía y que en realidad contenía material registrado en 1953, 1954 y 1955.


Al igual que otros bluesmen y rockers primigenios, la carrera de James se construye en el estudio a base de singles grabados con diferentes intérpretes —muchos de ellos olvidados— según la ciudad donde tuviera lugar la sesión, Los Ángeles, Nueva Orleans y Chicago en el caso que nos ocupa. El primero de esos singles que escuchamos es una nueva lectura del Dust My Broom, aquí llamada Dust My Blues. La adaptación que hace James del clásico de Robert Johnson I Believe I'll Dust My Brown es —estrictamente— una transformación guiada por un riff insuperable de su slide guitar que será calcado por docenas de artistas, nuestro hombre entre ellos. El poderoso inicio del álbum contrasta con la (exquisita) sobriedad de Sunnyland, a la que responde el gozoso R&B de Mean And Evil y Dark And Dreary, tristezas típicas del blues que voz, guitarra eléctrica, contrabajo, batería, piano, saxos y trompeta convierten en alegre festín. El mismo riff de Dust My Blues sirve para levantar Standing At The Crossroads sobre otro tema inmortal de Johnson, Cross Road Blues, y dar por terminada la primera cara.

Happy Home repite la fórmula con la que se despedía la mitad opuesta —el riff de los riffs— y No Love In My Heart (For You) celebra llena de swing que el amor se acabó. Blues Before Sunrise y I Was A Fool son dos blues inapelables tocados por esa magia de quienes llevan el género en la sangre, heredado de unos antepasados a quienes el hombre blanco esclavizó, torturó, asesinó y, finalmente, liberó. Goodbye Baby es el elegante final —coros doo-wop incluidos— de una media hora escasa que contiene décadas de sabiduría y tradición bellamente amplificada. Reeditado con otros títulos y portadas, Blues After Hours y su sensual y llamativa cubierta original llaman al placer nocturno y prohibido, el de los bares y garitos en los que unos hombres negros interpretan una música sencilla cuya intensidad y pureza desarma nuestras ínfulas analíticas y reduce casi a la nada las palabras que de aquéllas nacen. La música de Elmore James, sus acompañantes y un disco que ya tardan en tener en su colección, ¡por favor!

5 comentarios:

  1. Esto es la biblio, catecismo puro, aquí está la base de muchas de las bandas que arrasarían a principio de los 70. Puto amo del slide y la madre de los riffs -poco más es la entrada que hacía Chuck Berry en el J. bee good-. Antes que él, por supuesto, estuvo Robert Johnson, pero este enchufó la guitarra y sigue poniendo los pelos de punta hoy día. Un acierto hablar de este disco y reivindicar la música de Elmore James. Saludos

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  2. Bueno, bueno, haré lo posible por seguir sus últimas indicaciones al pie de la letra. Mientras tanto, me conformaré reivindicando al artista con una de sus múltiples compilaciones, el "The Sky Is Cryng" de la colección Road to Blues, que lleva por cierto "recompilando" polvo desde hace ya bastante tiempo.
    Abrazos,
    JdG

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  3. Muy de acuerdo, Antonio, su slide es gloriosa, su influencia, incalculable.

    Dale a la recopilación, Javier, pero no te olvides de este "Blues After Hours".

    Abrazos.

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  4. Nada que agregar... solo agradecer que por el existen los Thorogood,Hutto y tantos otros.
    Saludos y buena semana

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  5. Pues agradecidos que estamos, amigo Luther.

    Abrazos.

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