miércoles, 7 de agosto de 2019
Fifth Dimension
Que no haya ninguna versión de Bob Dylan o que Gene Clark haya abandonado la nave no significa que el elemento pop desaparezca o que la influencia del autor de Like A Rolling Stone se haya esfumado. 5D (Fifth Dimension) abre el álbum que titula oliendo a Dylan y a Byrds por los cuatro costados (a Dylan versionado por los Byrds), y Wild Mountain Thyme viene a corroborarlo. Pero, ojo, que esa guitarra de Roger McGuinn en el corte inaugural va cargada de novedades psicodélicas. Mr. Spaceman es una maravilla country rocker que no impide que I See You y What's Happening?!?! vuelvan a echar leña alucinógena al fuego pop. I Come And Stand At Every Door justifica su tono solemne y lenta cadencia al, utilizando un poema del turco Nâzin Hikmet traducido y cantando en inglés por Pete Seeger, recordar la tragedia de Hiroshima. Todos los avances psicodélicos estallan en Eight Miles High, la pieza más larga del elepé. La música india y el free jazz entran en juego: Ravi Shankar está en el espíritu sonoro; John Coltrane, en los punteos que McGuinn hace con su Rickenbacker de doce cuerdas. No solo eso. La percusión de Michael Clarke, la guitarra rítmica de David Crosby y el bajo de Chris Hillman también se conjuran para dar a la canción ese aspecto de caos lisérgico controlado. El Hey Joe (Where You Gonna Go) de los Byrds es garage rock potente, nervioso y ácido, inmediatez y brío que no abandonan al instrumental Captain Soul, ardiente cóctel de funk, rock y soul. La Odisea vista por la tradición folk inglesa del siglo XVII llega a la California de los sesenta de la mano los creadores de Turn! Turn! Turn!, beneficiándose John Riley de los arreglos orquestales de Allen Stanton (que ya habían animado, por cierto, Wild Mountain Thyme, el otro tema tradicional adaptado en el disco). 2-4-2 Fox Trot (The Lear Jet Song) cierra cual mantra psicodélico lleno de efectos de sonido aeronáuticos una media hora de música magnífica llamada Fith Dimension y publicada en 1966, tercer álbum de unos Byrds que Gene Clark había dejado, entre otras razones, por su miedo a volar. Ni literal ni metafórico era el del resto de la banda a la sazón.
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Clark deja el grupo, pero les deja "Eight miles high". Un gran disco, de esos que se hacían en la década prodigiosa.
ResponderEliminarAbrazos.
Si, pero el desarrollo instrumental del tema es del grupo entero, Addi. Una década llena de joyas mires donde mires.
ResponderEliminarAbrazos.
Magnífica entrada. Las alusiones al poeta turco y al folklore inglés medieval revisitado la cargan de contenido culto.
ResponderEliminarThe Byrds, mi grupo favorito.
Abrazos,
Muchas gracias, Javier. Sé de tu amor por los Byrds, solo igualado (si no me equivoco) por el que sientes por la Creedence y King Crimson. Corrígeme si me equivoco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola! Llego acá desde el blog de JLO.
ResponderEliminarHe escuchado mucho a the Byrds, en especial los dos primeros discos, pero hace rato que no vuelvo a ellos. Aprovecharé esta entrada para escuchar este disco que hoy nos presentás.
Escuchaste alguna vez el cover de los Byrds en español que hizo Cahrly García?
https://www.youtube.com/watch?v=5oInx4_FkGE
Saludos, sigo dando vueltas por acá, y te sigo desde hoy.
Hola, Frodo, un placer tenerte por aquí (y más si vienes desde el espacio del amigo JLO). Los dos primeros de los Byrds son pop inmaculado, pero los cuatro siguientes son igualmente imprescindibles (del cuarto y el sexto he hablado también aquí). No había escuchado la versión de Charly García, gracias por compartirla. espero que disfrutes del blog.
ResponderEliminarUn abrazo.
Próximamente publicaré un artículo de un grupete actual claramente influenciado precisamente por este disco. Abrazos, grandmaster.
ResponderEliminar¿Qué grupo?, no caigo. Buena influencia, más en este época gris.
ResponderEliminarAbrazos.