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Crashbeat, editado este mismo año 2009, confirma a Muletrain como uno de los grandes grupos de rock de este país. Sin perder ninguna de las señas de identidad, el cuarteto suena más compacto y melódico que nunca, especialmente en Out Of My Mind y la adictiva God Is…, en la que el grupo afirma tajante que "Dios es muerte, no hay nada más que esperar". Porque ésa es otra. No sólo por la música destaca Muletrain. El universo oscuro y deprimente de sus letras (no hay más que observar la portada del disco) se mantiene intacto en Crashbeat. No es Muletrain grupo de los que hacen concesiones. Su música es agresiva y contundente, sus textos escuecen y ya sólo su coherencia le sitúa por encima de muchos antes de tocar una sola nota.
Acompaña la edición digital del disco (también la hay en vinilo) un documental realizado en 2006: Dios salve al rock de estadio. La gira que el grupo realiza por Francia y Alemania tocando en locales pequeños ante audiencias también escasas muestra lo vulnerable de su situación pero también su autenticidad: no son personas dogmáticas ni excluyentes, pero sí personas que tienen claro lo que hacen. Es su arte lo que les interesa. Y su forma de vida, unida a ese arte, no se vende.
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