miércoles, 24 de abril de 2013

La Banda Trapera del Río


Su nombre no es tan habitual como el de Tequila, Leño, Burning o Ramoncín cuando se habla del rock de la Transición Española —ese apaño por el que todavía seguimos pagando peaje—, pero La Banda Trapera del Río, desde las cloacas de Cornellá a las que nos invitaba en una de sus canciones, dio con un discurso macarra de espíritu punk y sonido hard y high energy tan válido como el de los artistas citados al principio. Debido a su naturaleza destructiva y provocadora, el grupo solo publicó un elepé (La Banda Trapera del Río) durante su primera encarnación, que, además, tardó un año en ser publicado tras su grabación en marzo de 1978 en los estudios de Belter, la misma discográfica —tal y como éramos en nuestro país: ver para creer— de Manolo Escobar o El Fary. Sí, uno solo, pero ¡qué elepe! Títulos como Curriqui de barrio, Meditación del pelos en su paja mañanera, Ciutat Podrida, La regla, Padre Nuestro, Nos gusta cagarnos en la sociedad o Nacido del polvo de un borracho y del coño de una puta nos informan del escaso tacto de unas letras procaces hasta la extenuación —nacidas con ese propósito explícito—, pero no lo hacen de la calidad de una música que viene de Blue Öyster Cult, Cactus, Stooges o Deep Purple, aunque sin afán imitador, y cuenta como principal baza con la guitarra del Tío Modes, a quien bien podemos calificar como el Ross The Boss español por la potencia y clase de sus punteos.


La Banda Trapera del Río —hija de la clase obrera emigrada a Cataluña de otras partes de España para hacer el trabajo sucio a la burguesía catalana— tendrá tiempo de registrar otro álbum completo en 1982 antes de separarse, pero el excelente Guante de guillotina no verá la luz hasta los años noventa —dando lugar a una segunda vida del grupo—, para demostrar que el quinteto había seguido creciendo y mejorado, si cabe, su mítico debut. Imprescindible si hablamos de los primeros años de la democracia, claro, si bien también si lo hacemos del rock español de cualquier época, La Banda Trapera del Río sigue escupiendo —condicionado por la resaca de la dictadura— bilis proletaria sin reivindicar derecho alguno, sino exponiendo crudamente la (cutre) realidad que lo modela. Aunque tanta dureza se llevara al grupo por delante.

10 comentarios:

  1. Entradón Gonzalo. En lo musical, en lo político y en lo narrativo. Inmenso, como esos cinco macarras.
    Abrazos.

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  2. Venid a las Cloacas excelente DVD de La Banda Trapera del Río editado hace dos años y pasados hace unos meses en un de los canales del Plus; es una historia de lo que comentas Gonzalo, un recorrido por el Rock más arrastrado de eso que llamamos España

    Buen artículo para recordarnos una vez más a una gran banda.

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  3. Gracias musicales, políticas y narrativas, Blue. Macarras, pero con clase.

    Vi la película el año pasado en un cine de Madrid, Mario: una extensión lógica del espléndido libro sobre la banda de Jaime Gonzalo, "Escupidos de la boca de Dios".

    Un abrazo para los dos.

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  4. Estos tios eran buenos hasta jartarse, imprescindibles amigo Gonzalo...
    Abrazo.

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  5. He oido, y leido, mucho sobre ellos (en Ruta 66 siempre han sido muy seguidores) pero no les tengo controlados. Creo recordar que hace no mucho se reeditó su disco, no estoy muy seguro. Desde luego, si pasaran a mi vera no les dejaría escapar otra vez.
    Saludos,
    JdG

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  6. Imprescindibles, Addison, por supuesto.

    Se han reeditado el primero en vinilo (Vinilisssimo) y los dos primeros en un CD libro magnífico (Munster). No dejes pasar a La Trapera, Javier.

    Un abrazo, amigos.

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  7. Sabía que no tardaría en caer por lo que me comentaste. Nunca acabaron de engancharme pero merecen todos mis respetos y me has devuelto algún pasaje perdido de la memoria de aquello del "Guante de guillotina", que por cierto creo que nunca llegué a escucharlo. Abrazo.

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  8. Pues el "Guante" es casi mejor, Johnny.

    Un abrazo, hermano.

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  9. Decrece más el número de empleados en el sector público que en el privado. ¡Ya era hora!

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  10. Hay que ser ruin para comentar algo así (y encima sin dar la cara).

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