lunes, 29 de julio de 2013

La joven Dolores


Si largo, ignoto y caprichoso es el camino para la mayoría —más largo, más ignoto y más caprichoso conforme los años se superponen—, el que recorre la Christina Rosenvinge que cantaba con Álex de la Nuez aquello de ¡Chas! y aparezco a tu lado en 1987 hasta llegar a La joven Dolores en 2011, podrá parecer a algunos de una distancia insalvable. Sin embargo, para aquéllos que tengan cierta noción de su carrera, es ella —la distancia— menor de lo que cabría suponer, pues ya desde el momento en que Rosenvinge deja Álex y Christina y forma Christina y Los Subterráneos, al albor de los años noventa, se prepara para dar a conocer su lado oscuro del corazón, que diría Eliseo Subiela.

El retorno en 2007 al castellano junto a Nacho Vegas con el notable Verano fatal, y en solitario un año después con el también muy interesante Tu labio superior, culmina en La joven Dolores, excelente catálogo de ansiedades, depresiones y felicidades evaporadas varias concretadas —entre otros— en lexatines, gotas de semen, alfileres y vendavales. Equidistante de la sensualidad y la laxitud, Christina Rosenvinge examina la emoción subjetiva causada y/o relacionada con el dolor y convierte cada canción en un pequeño monumento estético edificado por su voz y la (espléndida) banda que la sustenta (la misma de su anterior trabajo): un Steve Shelley mucho más sobrio a la batería que en Sonic Youth, Chris Brokaw (de Come) y Charlie Bautista a las guitarras y Jeremy Wilms al bajo. Añadan pianos y violonchelos ocasionales y tendrán el paisaje sonoro de un trabajo que parece delicado en la superficie pero que lanza dardos envenenados (y por lo tanto lacerantes) desde su interior lírico y musical; déjense mecer por la aparente placidez de Weekend o La idiota en mi (mayor) mientras Rosenvinge canta que "Me voy en mi barquito / de la inmensa soledad" o "El verano fue tan imparcial / que nos hizo polvo / a los dos igual", y sabrán de la terrible calma del día a día en la que se inscribe la naturaleza del álbum; viajen con su autora, en definitiva, al infierno en una calesa hermosamente adornada y guiada por un criado en librea que ni les dirige la palabra ni gira la cabeza: habrán llegado a la esencia misma de las composiciones de Christina Rosenvinge (y su exacta instrumentación) para que se desvanezca en el instante en el que creen asirla. Así es. Hablamos de arte, no de la vida, nunca lo olviden. Por mucho que nos recuerde a ella, La joven Dolores no es sino una escenificación ordenada de lo intangible, de ese algo que nos dice que hay personas moviéndose en el exterior a las que pensamos en nuestro interior. Una escenificación distante y refinada —ajena a cualquier tipo de solución— de los golpes que recibe cualquier ser humano en su paso por el planeta, generalmente sin saber por qué (o sabiéndolo tan bien que es mejor no pensarlo).

Dejando al descubierto influencias que van de la Velvet Underground más, digamos, relajada a la nouvelle chanson, Christina Rosenvinge se ha convertido gracias a La joven Dolores en una de las artistas más completas y personales del pop español, un peldaño más de una escalera que todavía puede seguir subiendo. Ni ella conoce por dónde irá ese futuro camino (¿hace falta que repita los tres adjetivos que lo describen?) del que hablábamos al principio, pero el andado hasta la fecha es para sentirse lo suficientemente orgullosa como para arrepentirse o llorar pasados ya remotos por muy discutibles.

8 comentarios:

  1. Conozco "Tu labio superior" pero no éste y si te ha llevado a dedicarle una entrada de este calibre (es para recrearse en ella; un deleite, querido Gonzalo) seguro que merecerá mucho la pena.
    Un abrazo.

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  2. Éste es aún mejor que "Tu labio", Agente. Muchas gracias por tus palabras.

    Un abrazo.

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  3. Me gusta Cristina, y después de esta gran entrada, creo que me va ha gustar mas aún. En su día escribí una reseña sobre ella, que para quien pueda interesar dejo enlace: http://rockmorebyaddisondewitt.blogspot.com.es/search/label/Christina%20Rosenvinge
    De estos tres últimos trabajos no tengo claro cual es mi favorito, yo lo dejaría en triple empate.
    Abrazo fuerte amigo.

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  4. Me gusta mucho este disco. Aunque confieso que Tu Labio Superior me gustó tanto que me lo acabé comprando.

    Hay algo extraño (misterioso) en esta mujer que me gusta mucho. LLegué a ella siguiendo la senda de Nacho y hay algo que me intriga siempre en sus discos.

    Buena entrada Gonzalo.

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  5. No me he puesto en serio con ella nunca, así que aprovecho tu entrada para ponerme deberes en plan Vacaciones Santillana. Tuve la oportunidad de conocerla personalmente en la gira de "Acordes con Leonard Cohen" y me pareció una tía encantadora. Me cayó genial. Jabier Muguruza también.

    Besos!

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  6. la ví, como espectadora junto a Nacho Vegas, en un concierto de Howe Gelb en la sala Galileo. Siempre me atrajo su imagen de vampiresa fatal (?), pero no tengo nada suyo. Esta entrada me puede servir de ayuda.
    Gracias y saludos,
    JdG

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  7. Recuerdo muy bien tu entrada, Addison. A mí éste de "Dolores" es el que más me llena, pero "Labio" y "Verano" son también muy buenos, claro.

    Buena senda, la de Nacho Vegas, Mansion. Sí, Rosenvinge tiene algo de eso, es parte de su encanto.

    Recomendación de la casa, hermana Lu. Espero que puedas escuchar su música en un hotel tranquilo, nada de campings, ja ja ja. Me alegro de que además de una gran artista sea simpática.

    No sé yo si es más vampiro el Vegas que ella, Javier. Les pega Gelb a los dos, de todos modos. Espero que te agrade este disco, si es que decides ponerte con él.

    Abrazos para todos.

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  8. Grandeza. Un ejemplo a seguir.

    http://www.youtube.com/watch?v=T6xyiu5iHQI

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