miércoles, 2 de noviembre de 2016
Gasolina, santos y calaveras
Si un notable debut como Manual de supervivencia ya hablaba de un grupo receptor y continuador de la mejor tradición de rock and roll cantado en castellano, Gasolina, santos y calaveras (2015) confirmaba y mejoraba lo expuesto un par de años antes gracias a una excelente serie de temas escrita por Raúl Tamarit y una fantástica adaptación de El hospital de Alaska y Los Pegamoides, que transforma el pop nuevaolero original en épica eléctrica sin olvidarse del desasosiego que alimentaba el modelo versionado. Los Enemigos, Pixies, Los Planetas, Parálisis Permanente, los Ramones, Los Ilegales, Social Distortion o los Cramps son algunos de los nombres (imagino que podrían ser otros similares) a los que asocio las diferentes canciones, pero citarlos no quiere decir que Los Radiadores no posean un sonido que les identifique o que las composiciones sean copia directa de nada. El cuarteto vive cercano al punk y descendientes, aplicando lo aprendido en años de escucha de sus modelos, pero escupiéndolo desde la perspectiva de quien tiene cosas que decir y sabe cómo hacerlo. Las brillantes estructuras y melodías de cada uno de los cortes multiplican su poder mediante las guitarras de Tamarit y El Joven, la batería del maestro Metralla y el bajo de Sergio Domingo, miembro de la banda desde 2013 que aquí se estrena como bajista en el estudio con el resto de sus compañeros. Espléndidos todos ellos, la parte musical es importante, si bien la lírica aumenta el valor del disco. Sírvanos de ejemplo la contundente pieza que lo abre y titula y la que, mágica, sensual y diferente, lo cierra. De Gasolina, santos y calaveras destacamos estos versos que nos remiten a la ignominia de 1936, todavía excusada por tantos fascistas disfrazados de demócratas:
"El motor ha reventado
En las cunetas
Donde enterramos a nuestros poetas".
Círculos concéntricos da para múltiples interpretaciones, o al menos yo quiero que así sea. Y no por versos tan hermosos como éstos:
"Y ahora solo somos dos
Solos tú y yo
Haciendo círculos concéntricos
En la inmensidad del firmamento";
sino por otros que rezan:
"Permaneciendo ocultos en parajes remotos
Acumulando la energía de los otros
de los que cayeron en el campo de batalla
Ahora los llevamos dentro muy dentro".
¿Acaso el amor y la guerra no son lo mismo, como ya se ha preguntado la humanidad (iba a decir, errónea y pedantemente, los intelectuales) en innumerables ocasiones? Seguro que Raúl Tamarit y los suyos también se lo han planteado, aunque sin obligación alguna de contestar la cuestión. La suya era la de entregar un muy buen trabajo grabado y producido por Dani Cardona en Valencia —ciudad de la que provienen Los Radiadores— y titulado Gasolina, santos y calaveras. Y la misión se cumplió con creces.
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Uno de mis discos favoritos de 2015 en castellano, la versión de El Hospital es magnífica y temas como los que citas o Contra la pared me parecen merecedores de más suerte.
ResponderEliminarYo les veo un toque Siniestro Total que me gusta mucho.
Gran reseña como siempre.
Un abrazo.
Les conozco por referencias, como tantas cosas, pero sin ahondar en su propuesta (hay tantas que se nos van de la mano por exceso). Por lo que leo, esa polifacética actividad musical y reivindicativa les otorga un plus nada desdeñable, y más en tiempos como los que corren. Los tendré en cuenta.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG.
Sí, también tienen algo de Siniestro, Addi. La versión de "El hospital" es una pasada.
ResponderEliminarSeguro que te iba a gustar, Javier. Si puedes, dales una opotunidad a estos Radiadores.
Abrazos.
Qué bien lo cuentas, grandmaster. Eres el number one.
ResponderEliminarPues muchas gracias, querido Johnny.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un disco excelente, y que desde luego debe tener una continuación en breve.
ResponderEliminarAbrazos.
La esperamos, Savoy.
ResponderEliminarAbrazos.
Un cantante que desafina por doquier. Mejor en disco que en directo.
ResponderEliminarYo también les prefiero en disco (les he visto dos veces en directo). Tendría mal día Tamarit.
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