ese sentimiento
ese objeto
esa idea:
ahí tienes el relámpago
que extender y enfurecer,
el espejo estético
para moldearlo,
las palabras para fijar
el desconcierto,
la duda,
el silencio,
el horror.
Solo frente al poema
que te llama y golpea,
que te utiliza
para esculpirlo
sobre el vacío.
Estás solo.
Nunca olvides
la última de las razones.
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