lunes, 30 de enero de 2017
Songs For A Tailor
No hay apenas rastro del rock pesado, el blues y la psicodelia practicados por Cream en el debut discográfico de su bajista, Jack Bruce. Debut de 1969, Songs For A Tailor, que lo es por orden cronológico de publicación, que no de grabación, pues en el verano del año anterior —cuando el extraordinario trío ya había anunciado que se separaría tras una gira de despedida— Bruce había registrado Things We Like, elepé de jazz en el que participaba el genial John McLaughlin y que a la postre quedaría como segundo plástico del autor de Out Of The Storm.
Compuesto por diez temas escritos por Jack Bruce y Peter Brown (música y letras respectivamente), Songs For A Tailor es un disco excelente y de gran riqueza instrumental cuyo título rememora a quien fuera diseñador del vestuario de Cream, muerto a la sazón. Una introducción a modo de fanfarria abre el álbum y Never Tell Your Mother She's Out Of Tune, carnoso pedazo de soul y R&B hecho de vientos felices, base rítmica prominente, la voz exultante y el piano de Bruce (el bajo lo sobreentendemos) y la guitarra de un tal… George Harrison (bajo el seudónimo de L'Angelo Misterioso, ya utilizado en su colabaración previa con los creadores de Disraeli Gears). Theme For An Imaginary Western es —sencillamente— una canción maravillosa, cuya cadencia, instrumentación y carácter crepuscular remiten al mítico A Whiter Shade Of Pale sin ser copia alguna del tema de Procol Harum. El cruce entre beat y progresivo de Tickets To Waterfalls me recuerda a The Nice pero también a los últimos Beatles. Weird Of Hermiston pareciera conciliar en sus menos de dos y hermosos minutos y medio las dos canciones que le han precedido, sintetizando la orientación de ambas, mientras que Rope Ladder To The Moon prefigura o conecta, a su manera, con el Bowie de Space Oddity, a lo que no es ajeno el chelo que toca Jack Bruce.
La segunda cara la inicia The Ministry Of Bag, soul y funk en la onda de su corte homólogo de la primera, aunque aquí se haga notar especialmente la guitarra de Chris Spedding. El aire folk y desenfadado de He The Richmond se adelanta a lo que será el tercer elepé de Led Zeppelin (ignoro si Jimmy Page había tomado buena nota), yuxtaponiéndose Boston Ball Game, miniatura que pasa por una big band desbocada y vanguardista a medio camino entre el gospel y el free jazz. To Isengard comienza siendo una preciosa balada acústica que muta a mitad de camino en rock progresivo y eléctrico (jazz rock si lo prefieren) antes de que The Clearout ponga fin a la función cual experimental fanfarria rocker. Función, la del primer disco de Jack Bruce, tan recomendable como olvidada. No dejen pasar, si tienen oportunidad, estas Canciones para un sastre, Songs For A Tailor.
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Un disco maravilloso, un artista excelente Jack Bruce que se me antoja poco conocida su obra, hasta su último disco siempre firma trabajos de calidad y gusto.
ResponderEliminarGran reseña Gonzalo.
Abrazos.
Otra asignatura pendiente el profundizar en los trabajos en solitario del gran Jack Bruce, y es que su grabación con West & Laing (lo único que poseo del bajista fuera de Cream) no me parece ni de lejos suficiente.
ResponderEliminarCasualidad la mención de Peter Brown al que voy a dedicar una muy próxima entrada.
¡Esas maravillosas galletas del sello ATCO!, pura delicatessen visual.
Abrazos,
JdG
Un disco flipante. De mis favoritos. ¡Abrazos!
ResponderEliminarAsí es, un gran artista no demasiado escuchado ni demasiado mencionado, Addison. Y gracias por lo de la reseña, compañero.
ResponderEliminarA la espera de ese texto sobre Brown, Javier. Este disco que comento creo que te puede gustar mucho. Maravillosas galletas, sí, aunque mi edición del elepé sea una española y diferente (portada incluida).
Me alegra saberlo, Víctor Hugo.
Abrazos.
Has dado con uno de mis favoritos de todos los tiempos. Esa sutileza entre jazz y rock y hasta folk, un disco inclasificable en ningún genero. Para mi a destacar los arreglos de metal que hay en muchas canciones. Y sobre todo la escalera de cuerda a la luna. Vaya tema.
ResponderEliminarPara mi fue una decepción que nunca grabara nada parecido.
Un disco que viaja de un sitio a otro con mucho acierto. Era su inquietud musical la que le llevó a grabar cosas muy diferentes; publicar este disco y después "Things We Like" (aun registrados inversamente, como comento) está a la altura de muy pocos).
ResponderEliminarSaludos, Luis.