lunes, 11 de febrero de 2019
Moondance
La introspección y la austeridad de Astral Weeks daban paso a la expansión instrumental en Moondance, tercer elepé de un Van Morrison que en 1970 llegaba a la misma perfección que Beatles, Dylan, Beach Boys y Love habían logrado la década anterior con, respectivamente, Rubber Soul, Blonde On Blonde, Pet Sounds y Forever Changes. Hablamos, pues, de una obra maestra sin ambages, bella hasta decir basta, éxtasis estético del genio irlandés bailando a la luz de la luna.
Porque no estamos simplemente antes diez temas excelentes escritos por el autor de Blowin' Your Mind!, que también; estamos ante un Van Morrison que canta como nunca escoltado por unos arreglos musicales extraordinarios que subliman con su calidez las melodías que ejecutan. Guitarras, saxos tenor, alto y soprano, flauta, piano, órgano, clavicordio eléctrico, vibráfono, coros, bajo, batería, tumbadoras y pandereta construyen una masa sonora irresistible que eleva la materia prima —las composiciones como esqueleto a cubrir— a ese nivel donde incluso los creadores más privilegiados llegan en escasas ocasiones. Es imposible encontrar en Moondance una nota de más, un ritmo mal encajado, un motivo desarrollado con desgana o una línea dibujada en vano. Que haya folk, que haya pop, que haya jazz, que haya R&B, que haya soul puede ser un dato informativo, pero que casi nada ilustra sobre la maestría desplegada por Van Morrison y los intérpretes que le secundan. Pocas veces la delicadeza tuvo tal consistencia, tal firmeza; pocas veces una idea artística fue plasmada con mayor coherencia; pocas veces los géneros o subgéneros sucumbieron y perdieron su significado en pos de un sonido único hecho por igual de melancolía y profesionalidad; y pocas veces —ninguna— la diosa Selene y su danza tomaron el espíritu de un poeta para que éste las homenajera en un álbum redondo como el satélite terrestre.
Por supuesto que la carrera de Van Morrison no había hecho sino empezar en 1970, pero un trabajo de la talla de Moondance no volverá a aparecer por el camino. Los habrá espléndidos, brillantes, magníficos, sí; sin embargo, los casi cuarenta minutos de magia acústica, de matices y detalles eternos trabajando a favor del conjunto, de canciones inolvidables que amplifican el susurro solo pueden ocurrir una vez, acaso dos si contamos el anterior y mencionado Astral Weeks. Milagros de la naturaleza, se les llama, y sirven para olvidar la vulgaridad de lo que nos rodea.
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Un disco imprescindible.
ResponderEliminarUna necesaria reseña.
Gracias.
Gracias a ti por comentar, Alberto. Sí, un disco que hay que escuchar sí o sí.
ResponderEliminarAbrazos.
Mi favorito de Van. Desde luego que Astral Weeks es un lugar místico sin igual, pero creo que Moondance lo supera por todo lo que tan bien has explicado aquí.
ResponderEliminarAbrazos.
Opino como tú, Addi; en última instancia, "Moondande" se lleva la palma.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mi tambien me gusta mas que Astral Weeks. Quiza sea la manera en la que es capaz de dejar de lado el lado mas costumbrista y autobiografico a cambio de una exhuberancia soul que esta tremendamente inspirada. Una obra maestra si o si ...
ResponderEliminarLa verdad que sí, su carrera había acabado de empezar pero ya no repetería uno tan grande. Abrazos.
ResponderEliminarYo creo que ambos discos son soberbios, J, pero la musicalidad de "Moondance", su envoltorio instrumental, es la que nos hace decantarnos por él en última instancia.
ResponderEliminarEs que lo de "Moondance" era irrepetible, Juanjo.
Abrazos.
Es curioso pero cuando escucho la voz de Van la asocio con la de Camarón, dos estilos tan distintos en los que las voces de ambos artistas se emplean como un instrumento más, y de qué máxima altura. Nunca he sido un gran fan del león de Belfast, tan solo éste título, el "Astral Weeks" y un par de títulos más, incluyendo un grandes éxitos. Reconozco, sin embargo, que este "Moondance" tiene un embrujo especial, está como imbuido por las musas, hablas de Selene..., por ahí van los tiros.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Es una buena comparación, Javier, ya sabes que Camarón es favorito mío también. Selene guía a Van Morrison en esta danza, no hay duda.
ResponderEliminarAbrazos.