miércoles, 27 de marzo de 2019
Blonde On Blonde
¿Qué hacer cuando has grabado el mejor disco de la historia del rock? Si eres cualquier otro, registrar uno peor; si te llamas Bob Dylan, igualarlo y, encima, parirlo doble, novedad absoluta en 1966. Hay mucho y muy bueno en la carrera de Zimmerman tras Highway 61 Revisited y Blonde On Blonde, pero la creatividad, la imaginación, el sonido, las canciones y la naturaleza surreal de unas letras desbordantes convierten a ambos plásticos en hitos inalcanzable para cualquiera, música eterna y sagrada que golpea convenciones, géneros e interpretaciones para arrastrar el oyente por melodías y palabras únicas y extrañas, prodigioso big bang que anuncia y acompaña el periodo más importante de un arte —el del rock and roll— que en unos pocos años dará frutos deslumbrantes.
Ya el primer corte nos descoloca por su título raro y su forma de fanfarria. Rainy Day Women #12 & 35 no se parece a nada de lo que va seguir, con esa sección de viento y la constante invitación a colocarnos. Pledging My Time es un blues delicioso al que se yuxtapone la inconmensurable Visions Of Johanna, siete minutos de poesía sonora que encierran versos de insondable belleza como "El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro / Donde estas visiones de Johanna ya ocupan mi lugar" o "Dentro de los museos el infinito va a juicio / Unas voces repiten que a la postre así ha de ser la salvación". La delicadeza y hondura del acompañamiento musical se traslada a One Of Us Must Know (Sooner Or Later), emoción desatada por voz, piano, órgano, batería, armónica, guitarra y bajo para narrar la tristeza del amor que se va. Pocas veces ha sido tan explícitamente pop Dylan como en I Want You, tres minutos concisos cuyo estribillo resume:
"Te quiero, te quiero
Te quiero tanto
Cariño, te quiero".
No hay respiro en Blonde On Blonde. Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again es gloria bendita; solo el autor de Street Legal puede convertir semejante parrafada en una canción coherente que se va hasta los siete minutos sin perder el interés ni dejar de enriquecerse con sucesivos matices instrumentales. Vuelta al blues eléctrico y rompedor gracias a Leopard-Skin Pill-Box Hat antes de que Just Like A Woman clausure el primero de los plásticos con una balada hermosa hasta la extenuación.
"Hace el amor como una mujer, sí
Y sufre como una mujer
Pero se desmorona como una niña pequeña",
canta Bob Dylan mientras que una melodía celestial confirma sus intenciones literarias.
Most Likely You Go Your Way (And I'll Go Mine) da comienzo al segundo elepé mediante uno de los temas más intensos del álbum. Temporary Like Achilles nada entre el pop, el folk y el honky tonk, mixtura que en manos de Dylan se convierte simplemente en su estilo. El pop de I Want You tiene su réplica en Absolutely Sweet Marie, aunque aquí haya más rock and roll primitivo. 4th Time Around es conocida por su parecido con la maravillosa balada beatle Norwegian Wood, que a su vez se inspiraba en la música del de Duluth, homenajes e influencias de ida y vuelta que nos mantienen enamorados de ambas composiciones. Obviously 5 Believers narra a ritmo de potente R&B una historia que comienza y acaba haciéndonos saber que
"Por la mañana temprano
Por la mañana temprano
Te estoy llamando
Te estoy llamando
Para que vuelvas a casa
Quizá me apañaría sin ti
Si no me sintiera tan solo".
El bardo radical que Dylan lleva dentro aparece en los once minutos largos de Sad Eyed Lady Of The Lowlands. Inspirado en su mujer, Sara, el tema nos conduce suavemente hasta el final del trabajo, pendiente hecha de notas preciosas, tiempos antiguos y aires legendarios.
La grabación de Blonde On Blonde comenzaba en Nueva York, pero acabará desplazándose a Nashville porque Dylan no daba con la tecla adecuada a pesar de contar con The Hawks (The Band) como banda. En la capital del estado de Tennessee, pues, se creó la mayor parte (la soberbia excepción es One Of Us Must Know) de un disco doble y extraordinario que explica por qué su creador no conoce rival en la historia toda de los acordes y ritmos que Chuck Berry, Elvis Presley y Little Richard tuvieron a bien regalarnos.
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Vaya no encuentro calificativos para esta obra. Solo puedo decir que nunca me canso de oirlo una y otra vez. Estoy escuchando el último disco de Mayall (85 tacos y en la brecha),pero voy a cambiar, la última escucha del día será 4th time around.
ResponderEliminarYo llevaba años sin escucharlo del tirón, Luis, y el reencuentro para escribir sobre él fue indescriptible. Espero que hayas vuelto a disfrutar de "4th Time Around".
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta mucho eso de ¿qué hacer cuando has grabado el mejor disco de la historia del rock?. Creo que posicionas la importancia de este disco desde esa primera cuestión, yo también llevo tiempo sin escucharlo del tirón, habrá que ponerse.
ResponderEliminarAbrazos.
Una importancia capital, Addi. Pues a disfrutar de "Blonde On Blonde".
ResponderEliminarAbrazos.
Siempre me da pudor enfrentarme a este tipo de discos. Es como hablar de la Capilla Sixtina. No se puede dudar de su belleza e influencia posterior ... pero realmente significan mas para ti que los que te fueron contemporáneos. Lo dudo. De verdad lo digo. Adoro cada surco de este disco y firmaria eso de mejor disco de la historia sin duar ... pero, ¿representan mas para mi que Oh Mercy o que Time out of Mind?. Siendo totalmente honesto, creo que no. Salud ...
ResponderEliminarNo mantengo ese tipo de relación sentimental con la música vinculada a mi edad y mi tiempo, J, pero, aunque así fuera, mi primer encuentro con Dylan fue de adolescente con "Highway 61 Revisited". No creo que haya que tener miedo o pudor, como dices, a la hora de enfrentarse a una obra maestra universalmente considerada como tal, hay que afrontar su análisis con el mismo rigor que un disco conocido por cuatro gatos y glosado por dos. Para mí "Blonde", "Mercy" y "Time" son elepés soberbios (el primero el mejor) con una serie de características estéticas y emocionales que tienen que ver con factores varios, entre ellos, por supuesto, la época en que fueron grabados.
ResponderEliminarUn abrazo.
no se parece a nada de lo que va seguir, con esa sección de viento y la constante invitación a colocarnos..., están claras las influencias psicotrópicas del escritor.
ResponderEliminarPrefiero el "John Wesley Harding", me llaman los amigos "Frankie" por su "Ballad of Frankie Lee and Judas Priest", puro Memphis. Fue mi primer disco de Dylan. Ahora estoy escuchando a Graham Parker en "Passion Is No Ordinary Word". "Blonde..." es un disco de museo, prefiero algo menos perfecto.
Abrazos,
JdG
Pues yo me quedo con "Blonde", Javier (o Frankie), pero "John Wesley Harding" es también imprescindible. "There must be some kind of way outta here…"
ResponderEliminarAbrazos.