miércoles, 5 de junio de 2019

Goodbye Yellow Brick Road


No puede ser: el mismo hortera insufrible que en los ochenta cantaba I'm Still Standing, I Don't Wanna Go On With You Like That y Sacrifice es quien en 1973 había publicado un doble elepé tan excitante y creativo como Goodbye Yellow Brick Road. Es lo primero que se me vino a la cabeza cuando, tras años ahuyentándolo por los prejuicios, me enfrenté a la que aquí y allá se considera la obra maestra de Elton John. Y con toda la razón, digo ahora que la calidad de su música me ha hecho renegar de un pensamiento construido a base de suposiciones que adjudicaban al trabajo pretérito del autor de Madman Across The Water las cualidades infames de sus éxitos de los ochenta.


Producción y sonido netamente setenteros, los del séptimo de John —grabado en Francia tras desistir de hacerlo en Jamaica— se me antojan ideales para el turgente caudal de melodías que el cantante y pianista compone con las letras de Bernie Taupin en mente. Las baladas (y derivados) elegantemente construidas ocupan la mitad de la hora y cuarto del álbum (orquesta incluida en varias), pero también hay sitio para el rock progresivo (Funeral For A Friend/Love Lies Bleeding); los intensos medios tiempos (Dirty Little Girl); el pop de aroma a R&B (Grey Seal y la triste All The Girls Love Alice); el reggae y el soft rock a pachas (la cachonda y procaz Jamaica Jerk-Off); el rock and roll —yuxtaponiéndose Your Sister Can't Twist (But She Can Rock 'N Roll) y la maravillosa Saturday Night's Alright For Fighting para viajar del primer latido de la música del diablo al periodo, actualidad entonces, glam—; y el bluegrass y el honky tonk de colores (Social Disease).


Utilizada un cuarto de siglo después para despedir a Diana de Gales —muerta junto con su amante y su chófer en un túnel parisino—, Candle In The Wind estaba cantada originalmente en recuerdo de Marilyn Monroe, es la pieza más conocida, que no la mejor, de Goodbye Yellow Brick Road y es posible que su vomitiva sobrexposición en honor de una privilegiada sin valor o interés algunos haga a muchos huir de un trabajo tan excelente y de su autor. Se equivocarán, como yo, pero no soy quien para dar consejos. Adiós, en todo caso, a El mago de Oz, bienvenidos al mundo de los adultos, del que ya no hay escape por mucho que se quiera.

6 comentarios:

  1. El escape del mundo de los adultos se consigue escuchando esta opera pop, un disco tan bien ensamblado en su época que estoy por sacar la camiseta de los Lakers. Soy más de su disco homónimo y del sublime "Madman...". Esta etapa de Elton me llama menos la atención, no creo que sea por perjuicios hacia el artista, simplemente demasiado color.
    Abrazos,

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  2. Yo no he pasado todavía del "Goodbye", Javier, los prejuicios han hecho mucho daño. El "Madman" y todos sus discos anteriores irán cayendo con los años.

    Un abrazo.

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  3. Confieso que el disco de su época hortera "Too low for zero" es uno de los más especiales para mi, por motivos diversos achacables a la adolescencia. Pero por regla general no soy de Elton John y este disco lo tengo poco escuchado, volveré con él.
    Abrazos.

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  4. La adolescencia es origen de muchos males, hermano. Como he comentado, es el único de sus clásicos que he catado, pero te aseguro que "Goodbye" es un disco enorme, Addi.

    Abrazos.

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  5. Bueno pues te recomiendo que te tomes tu tiempo y escuches con atencion el Madman ... ahi estan los mejores arreglos orquestales del rock (opinion de fanatico). Tambien el doble Blue Moves tiene mucha categoria en sus temas.

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  6. Seguiré tu consejo, Luis, esos arreglos no pueden esperar.

    Un abrazo.

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