Soy un crítico de jazz lo bastante sensible como para comprender mis limitaciones, y me doy cuenta de que lo que estoy pensando está por debajo del plano donde el pobre Johnny trata de avanzar con sus frases truncadas, sus suspiros, sus súbitas rabias y sus llantos.
(El perseguidor, Julio Cortazar)
Pocos singles tan míticos como éste a 78 rpm salido de aquella sesión del 26 de noviembre de 1945 en la que Charlie Parker, Dizzy Gillespie y Miles Davis —santísima trinidad de una revolución estética que culminará el tercero a finales de los años sesenta y principios de los setenta— grababan diferentes tomas de seis temas. La escucha de los dos que lleva esta galleta mágica de Savoy Records (Billies Bounce y Now's The Time, ambos de Parker) sirve para cartografiar lo que fue y lo que supuso el bebop, primera piedra de lo que será el jazz a partir de su ruptura con la tradición: un grupo de cinco músicos cuya espoleta es Bird, en contraste con las big bands, huyendo de la amabilidad del swing y priorizando el ritmo y las improvisaciones de los solistas. El saxo alto de Parker, la trompeta de Davis, el piano de un Gillespie (o Hen Gates en los créditos) que se ocupa del mismo porque no debía haber otro pianista presente, el contrabajo de Curley Russell y la batería de Max Roach exponen el futuro absorbiendo el pasado africano y las vanguardias europeas presentes sin ser rehén de ninguno. Obviamente, John Coltrane, Ornette Coleman o Albert Tyler llevaron mucho más lejos los conceptos de estos Charlie Parker's Reboppers (Ree Boppers en la etiqueta del sencillo), pero hay que valorar la valentía de su propuesta —los dos planos son indispensables— por sus propias cualidades y como el acicate que a tantos estimuló y que todo lo transformó.
NOTA: Este texto fue publicado originalmente en Tomajazz el 19 de octubre de 2020.
Voy a escucharlo, con tu texto y con esa introducción de Cortazar hay que hacerlo. Abrazo.
ResponderEliminarNo sé si has leído el relato de Cortázar, Juanjo, pero si no es así te animo (u obligo) a hacerlo. En una tarde te lo ventilas, es un texto extraordinario. Como la música de Parker.
ResponderEliminarAbrazos.
Antes de comentar he repasado los créditos de los temas comentados en el volumen 2 del recientemente publicado (Craft Recordings, 2019) " The Savoy 10-Inch Lp Collection". Allí aparecen, además de la Santísima Trinidad, entremezclados con otros músicos, apóstoles de la talla de Bud Powell o Max Roach(e).
ResponderEliminarAntes de meterme a fondo con ello, me da la impresión de enfrentarme a una de las grabaciones míticas de Bird. Algo parecido me ocurrió hace poco con el descubrimiento del "Charlie Parker With Strings, Alternate Takes", una maravillosa delicia de estandards pop-jazz grabadas unos años más tarde.
Estas bien podrían ser unas de las más prolíficas ramas de "El perseguidor"
Abrazos,
En la sesión que comento, Javier, se grabaron cuatro temas más, y además de los músicos que comento está el pianista acreditado como Argonne Thornton y más conocido como Sadik Hakim. Una delicia ese Parker con cuerdas, sí.
ResponderEliminarAbrazos.