lunes, 19 de abril de 2021

Ceguera psicosomática y carcajadas sin cuartel

No creo que nadie ponga en duda que la gloria artística de Woody Allen se circunscribe a parte de su obra del siglo XX. Películas como Manhattan (1979), Zelig (1983), Delitos y faltas (1989), Maridos y mujeres (1992) o Misterioso asesinato en Manhattan (1993) llevan la marca de un creador excelente de mucha personalidad narrativa y visual que, demostrando tener un mundo absolutamente propio, experimenta con técnicas y recursos de todo tipo que formalicen de múltiples maneras su idea cinematográfica. Su inquietud y curiosidad han ido menguando a lo largo de este siglo, aunque la disminución de la calidad de sus largometrajes no ha significado que deje de ser el mismo director prolífico o que no haya entregado alguno verdaderamente válido. Si en el lado dramático ha rodado la perfecta Match Point (2005), en el cómico nos entregaba en 2002 Un final made in Hollywood, donde el surrealismo disparatado y desternillante de sus primeras cintas va de la mano de una mirada madura y una puesta escena sólida y sabia aprendida con los años de oficio.

La historia de un director que pierde la vista justo a punto de empezar el rodaje de la película que puede devolverle el prestigio y hacerle olvidar el espantoso negocio de la publicidad audiovisual al que se visto desplazado sirve para que Allen plantee por enésima vez sus neuras e intereses —centradas en el protagonista que también encarna—, pero injertadas en un guion que progresa con exactitud y cuyo humor no convierte a sus personajes en burdas caricaturas que sean marionetas sin vida o sentido de una trama bufa. Todo lo contrario. El autor de La comedia sexual de una noche de verano (1982) consigue tirarnos al suelo de la risa e ironizar sobre una cosa y la contraria —no dejar títere con cabeza— mientras conocemos perfectamente las motivaciones y debilidades de los protagonistas y percibimos el trasfondo dramático de lo que se narra. Pocas escenas pasan sin que la sonrisa o la carcajada estentórea salga de la garganta del espectador, atento a este esperpento en el que el éxito o el fracaso no hacen mejores o peores a las personas, simplemente elevan o merman su nivel de vida. El giro final del argumento redondea el círculo de alusiones irónicas y da carta de naturaleza al título elegido por Woody Allen, Un final made in Hollywood cuyas virtudes, detectadas en el momento de su estreno, su revisión no ha hecho sin confirmar.


 

8 comentarios:

  1. Una película magnífica y con la que me he reído muchísimo y eso que yo no tengo fácil la carcajada, pero esa escena en que, en segundo plano , se cae del andamio, es una de las cosas más graciosas que he visto en cine. Cierto que sus películas actuales son más livianas, menos guerreras, pero a película por año y todas muy decentes no se le puede negar un gran mérito. Para mí es un genio indiscutible.
    Un beso.

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  2. Esa escena que comentas es genial, sí. Yo creo que en los últimos años Woody Allen ha perdido bastante, aunque siempre hay cosas que están bien ("Irrational Man", por ejemplo, que la vi hace poco). Pero ha hecho películas como "Scoop", "Vicky Cristina Barcelona" o "El festival de Rifkin", la última, muy flojas. Lo que es indudable es que es un creador muy personal.

    Un abrazo, Rosa.

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  3. En EE UU no hay tolerancia frente al fracaso. Y es terrible enseñar eso a los niños. Tienes que estar siempre dispuesto a fracasar.
    Si no, te secarás como ser humano....

    Me gusta su personalidad lo que dice y comenta- Si bien no soy fanática de este guapo de 80 y pico de años, me gustan los días de lluvia como a él y adoro Nueva York. Me molesta su vida privada....
    Eso de casarse con la hija ...es un poco inmoral aunque lo estoy juzgando...me gusta hacerlo muchas veces destapar mi dolor por el mundo imperfecto en que vivimos Te escribo desde un día de sol con tormenta ...tal cual me siento yo asi en mis adentros
    Hasta pronto y gracias por tu comentario en uno de mis blogs

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  4. De hecho, en Estados Unidos se utiliza habitualmente el término "loser" como un insulto, de manera despectiva. Bueno, lo de la vida privada de muchos artistas podría llevarnos a huir de su obra, aunque a mí también me chirríe ese matrimonio. A ver si la tormenta amaina, amiga.

    Un abrazo, gracias a ti por pasarte.

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  5. Grandes momentos pasados con el amigo Woody, cuando un servidor y el cine ibamos antaño de la mano. Desde su "Match Point" no he visto ninguna de sus películas, incluso creo que esta que comentas no llegué a verla. En fín, siempre nos quedará "Manhattan"...
    Abrazos,

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  6. Como ya digo, Javier, lo mejor de su producción está en el siglo XX, la de este siglo tiene mucha menos importancia, pero esta película que comento merece realmente la pena.

    Abrazos.

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  7. Pues después de leer la reseña me queda claro que la tengo que ver. Soy fan de siempre de Allen y esta es de las pocas que aún no he visto, la verdad es que si no es por este post ni la hubiese recordado.
    Un abrazo.

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  8. Creo que te va a gustar mucho, Jorge. Ya me dices.

    Un abrazo.

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