lunes, 18 de diciembre de 2023

Mwandishi

Si el primer disco con Warner encuentra a un Herbie Hancock renovado y centrado en el funk, el segundo le halla, inaugurando el periodo Mwandishi, volcado en la experiencia Davis que en 1969 ha echado a rodar In A Silent Way. Mientras que el salto dado por Hancock en Fat Albert Rotunda es grande, el que plantea y ejecuta con su sexteto a principios de 1971 en la otra esquina del país (de Nueva Jersey a California, como si el salto artístico y el físico fueran de la mano) al grabar Mwandishi es enorme. Siguiendo el camino abierto por Miles Davis —rupturismo abstracto y eléctrico que navega herético y sin complejos entre Jimi Hendrix y Stockausen, entre James Brown y Pierre Schaeffer—, el autor de Maiden Voyage registra un elepé de tres piezas y tres cuartos de hora que indican un volantazo radical que Crossings y Sextant, sin retomar vías más cómodas, ampliarán los dos años siguientes.

Ostinato (Suite For Angela) hace honor a su nombre mediante la figura repetida in aeternum (lo que aquí vienen a ser los trece minutos del tema) por el bajo de Buster Williams. Su vamp a lo Michael Henderson sostiene, en compañía de las baterías de Billy Hart y Ndugu Chancler y la percusión de éste y de Chepito Areas, las improvisaciones sobre la fantasiosa melodía de Hancock. La trompeta de Eddie Henderson, el piano eléctrico de Hancock y el clarinete bajo de Bennie Maupin efectúan solos esplendorosos llenos de luz y colorido en un corte dedicado a Angela Davis y en el que también escuchamos el trombón de Julian Priester y —en un espacio musical inesperado— la guitarra rítmica de Ronnie Montrose.

Ndugu, Chepito y Montrose, invitados de lujo, abandonan el plástico y al sexteto en la preciosa You'll Know When You Get There, donde todos los intérpretes son culpables de la atmósfera lograda pero Henderson y Maupin (que cambia el clarinete por la flauta y el pícolo) destacan especialmente. Lo que sin duda habría podido funcionar como banda sonora de alguna película de la época da paso a la extensísima y final Wandering Spirit Song. Psicodelia, atonalidad y jazz se suman y complementan al desarrollar la lujuria vanguardista de los veintiún minutos largos y absolutamente embriagadores que cierran Mwandishi escarbando y escarbando con delicadeza y extremismo al mismo tiempo para alejarse de las convenciones. Aquéllas que este disco sobresaliente ahuyenta gracias a seis músicos (nueve al principio) que toman nombres suajilis para honrar a sus ancestros africanos.

6 comentarios:

  1. No cabe duda que Hancock es uno de los más grandes teclistas del jazz contemporáneo. Por lo que comentas, esta obra enlaza con su época Davis y la hace quizás más apetecible para todos aquellos que, como el que suscribe, tieneden a caer rendidos ante el estilo y la influencia de tan genial y multifacético trompetista.
    Valor doble entonces para un "Mwandishi! que ya intentaré incorporar a mi colección.
    Abrazos,

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  2. Como nos conocemos, Javier, estoy totalmente seguro que "Mwandishi" te va a gustar mucho. Muy de acuerdo con lo que dices de Hancock: su obra en solitario, su participación en discos de tanta gente, su apertura de miras… No se puede resumir su grandeza en cuatro palabras, seguiremos analizando sus álbumes.

    Un abrazo.

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  3. Hancock en el jazz, es un tecladista que no creo que aventure que lo ha renovado. Un abrazo. Carlos

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  4. Ha renovado y ha arriesgado, escucha "Takin' Off", "Crossings" y "Future Shocks", por ejemplo, de tres décadas consecutivas, y verás todo lo que ha evolucionado. Es un músico fundamental, y no solo del jazz.

    Un abrazo, Carlos.

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  5. Un artista a revisar, sin dudas Herbie. Creo que mi inicio musical fue escuchando su "Rockit" en mi infancia. Saludos.

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  6. Has puesto un ejemplo perfecto, JLO. Hancock era capaz de irse al techno funk de "Rockit", en concreto, y "Future Shock", en general, y haber grabado el año anterior un doble elepé tan clásico como "Quartet". Su obra es casi inabarcable.

    Un abrazo.

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