lunes, 14 de octubre de 2024

Sailin' Shoes

Un claro guiño a los Stones y su Street Fighting Man es el que Little Feat hace en Easy To Slip, el roquero y adictivo tema que abre Sailin' Shoes, segundo plástico de la banda parido en 1972. Cold, Cold, Cold suena a Led Zeppelin empapado de swamp rock (la batería de Richie Hayward es explícita al respecto), mientras que la concisa Trouble huele a bluegrass y honky tonk, encargándose específicamente Bill Payne de que sea así con su acordeón y su piano. Tripe Face Boogie lleva en su título su etiqueta musical, destacando Lowell George a la guitarra y la armónica sin desdeñar las baquetas de Hayward y las teclas de Payne. Ya había aparecido Willin', aportando country y folk, en el primer elepé del grupo, pero no hay inconveniente en que vuelva a ser grabada si la versión es tan hermosa como la que aquí nos subyuga, maravillosamente cantada por George, espléndido Bill Payne al piano e, invitado, Sneaky Pete Kleinow a la pedal steel en lugar de la slide guitar que había tocado Ry Cooder en la original. A Apolitical Blues es lo que indica su nombre, un delicioso blues que reniega de la política. El góspel se incorpora a la función en Sailin' Shoes, acompañado al folk y al blues en la pieza que da título al disco. Para mayor riqueza, llega el rock and roll primitivo y salvaje en Teenage Nervous Breakdown, que va a contrastar fuertemente con Got No Shadow, no solo por ser la canción más larga y la anterior la más corta, sino por decantarse por una especie de funk progresivo compuesto por Payne. También escribe y además canta, sustituyendo por completo, pues, a Lowell George en sus habituales labores compositoras y vocales, en Cat Fever, alianza de blues, rock y pop que éste utiliza para lucirse a las seis cuerdas. Texas Rose Cafe empieza remolona y va ganando en potencia hasta que en su segunda mitad se lanza a terrenos jazzísticos de improvisación antes de recuperar el motivo principal del corte y poner punto final a un Sailin' Shoes soberbio en el que Little Feat desplegaba una creatividad amplísima. La misma que la banda mantendría en sus dos siguientes álbumes y de la que ya había hecho gala en su debut.

6 comentarios:

  1. Un post, apreciable en su capacidad para entender la música delos Stones. Un análisis que entusiasma.Un abrazo.Carlos

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, Carlos. Imagino que donde dices Stones quieres decir Little Feat, ¿no?

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Little Feat son una banda de bouquet, de paladar acostumbrado a excelencias antiguas, aromas de madera mojada y luz de rescoldos en la chimenea. Genuinamente americanos, translucen la inmensidad de sus influencias musicales, aunque den mayor prioridad a las raíces negras. Sus discos suponen un auténtico regocijo orgánico, corporal y mental, con tan solo los vuelos precisos para echarse a la carretera e iniciar el viaje, aunque sea solo al drugstore de la esquina.
    ¡Y qué decir de sus portadas!. Coger sus discos y recrearse visualmente en ellos es un plus que no todas las bandas han alcanzado a poseer.
    Abrazos,

    ResponderEliminar
  4. No puedo estar más de acuerdo con tus palabras, Javier. Añadamos ese surrealismo que, heredado de Zappa y a vincular también con las portadas que comentas, da al grupo el toque final. Seguiremos hablando de Little Feat en Ragged Glory, no lo dudes.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. Da la sensación de que esta es una banda que viaja por una carretera secundaria a pesar de que tiene grandes discos como este y que suena como tantas otras que ganaron mucha más popularidad. Me encanta este disco por variado e inspirado. Una estupenda reseña.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. Es un grupo muy especial y bastante poco recordado para lo bueno y original que era. Muchas gracias, Jorge.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar