Registrado en varias sesiones que van de febrero a junio de 1959, The Birth Of A Band! ventila en poco más de media hora y diez temas una espléndida muestra de jazz orquestal ajena a las tendencias vanguardistas de la época. Que nadie espere aquí bebop, hard bop, jazz modal o free jazz; que nadie se despiste por escuchar el Moanin' escrito por Bobby Timmons para los Jazz Messengers de Art Blakey tras el tema —única composición de Jones junto con A Change Of Pace, que coescribe— que abre homónimo y espectacular el elepé. Sean éstos, cualquiera de las tres piezas que aporta, además de su saxo tenor, Benny Golson, o temas de Sonny Stitt, Lester Young, William Gordon Reid y, a cuatro manos, el Tuxedo Junction que hiciera universal Glenn Miller y cierra la función, la banda que dirige Jones los convierte al modelo de big band y swing cuyos representantes son, o pueden ser, el del propio Miller, Count Basie, Benny Goodman o Duke Ellington. Y lo mejor de todo es que Quincy Jones y los intérpretes a quienes dirige están a la altura de influencias pretéritas, cosa que no es de extrañar si advertimos entre los muchos y diferentes músicos que se pasaron por el estudio neoyorquino para satisfacer las necesidades artísticas del líder las trompetas de Sweets Edison o Clark Terry, los trombones de Jimmy Cleveland o Urbie Green, los saxos del mencionado Benny Golson o Budd Johnson, las guitarras de Les Spann o Kenny Burrell o la batería de Sam Woodyard. Una nómina colosal (y los nombres que me dejo) que no deja resquicio alguno a la mediocridad y que resalta en su justa medida los arreglos de Jones y, puntuales, Nat Pierce, Al Cohn y la grandísima Melba Liston, que también luce su trombón y merece cerrar por tantos motivos este texto dedicado a The Birth Of A Band! No todo era Kind Of Blue, The Shape Of Jazz To Come o Mingus Ah Hum aquel año de la segunda mitad del siglo XX.
Discazo le decimos por acá...
ResponderEliminarY por acá, Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, de vez en cuando vienen bien estas lecturas jazzísticas más mainstream (sin el tono peyorativo que esta acepción pudiera representar). El oyente se siente menos obligado a intelectualizar tanto al intérprete como a la obra que representa.
ResponderEliminarEn esos casos, soy muy amido del gran Quincy, sin quitarle mérito a su labor como gran compositor contemporáneo.
Abrazos,
Sí, mainstream pero de una calidad apabullante. Tendré que volver a hablar sobre Jones y su orquesta, se me ocurre, ya que he escrito después de "The Birth Of A Band!" de la banda sonora de "Arabesco", hacerlo sobre el acercamiento de Jones a la música de Mancini. Bueno, ya veremos.
ResponderEliminarUn abrazo, maestro.