jueves, 23 de octubre de 2025

The Best Of The Hard-Ons

Aunque deje elementos fuera, la descripción que un usuario de Amazon (R. Berahovich) da de la música de los Hard-Ons no se aleja de la realidad y explicita la extraña aleación que informa la (aplastante) música del grupo australiano: "Mezcla los Ramones con Jimi Hendrix con Abba". The Best Of The Hard-Ons (1999) es un recopilatorio (veinticuatro canciones en el compacto que yo tengo, pero las hay más amplias tanto en CD como en vinilo) que repasa la primera etapa de la banda (la segunda va de 2000 y This Terrible Place hasta nuestros días y es igual de obligatoria) y corrobora una fusión estilística que desemboca en un sonido intransferible y visceral. Abriendo con una Small Talk —híbrido de metal y hardcore a la altura de los autores de Too Far Gone— registrada específicamente para el álbum, el disco reúne colosales himnos de inmediatez punk (Something About You, Where Did She Come From, Missing You Missing Me, Girl In The Sweater, There Was A TimeDon't Wanna See You Cry…) regados con breves pero exactos solos de Blackie; saltos al vacío en los que el hardcore y el heavy metal acaban rindiéndose al motorik en esas expediciones a las que solo se aventuran los Hard-Ons (She's A Dish, Suck 'N' Swallow en vivo, Wishing Well); conjunciones de hardcore y metal precedentes de la citada Small Talk: It's Up To Me o Busted, flirteando este última casi, casi con el grindcore, e incluso un tema —Lose It— que empieza como balada acústica y a mitad de camino se convierte al medio tiempo con origen en Black Sabbath. Un resumen de elepés, epés y singles que —por supuesto— tienen mucho más pero que es una buena muestra del itinerario abierto y seguido por estos maravillosos chiflados en las décadas de 1980 y 1990.



lunes, 20 de octubre de 2025

Chore Of Enchantment

El cuarto de siglo que ha cumplido Chore Of Enchantment (2000) este año ha confirmado su extraordinaria categoría. Grabado en tres ciudades diferentes con un productor en cada una (Tucson, John Parish; Memphis, Jim Dickinson; Nueva York, Kevin Salem) y diferentes músicos que hacen aportaciones puntuales, incluidos los tres productores, el disco rehúye taxonomías exactas durante su hora de duración, haciendo Joey Burns, John Convertino y Howe Gelb de las canciones de este último un camino de exploración y diversificación reluctante al oyente simplón o de patrones fijos.

El sintetizador simulando las cuerdas de una pieza de cámara en la breve Overture nos introduce en el álbum antes de que (Well) Dusted (For The Millenium) desarrolle su folk rock alucinógeno en el que Burns aporta un chelo distintivo, entre otras cosas porque dicho instrumento no volverá a aparecer. Punishing Sun no sale del terreno folk rock aunque resulte más austera e intimista. X-tra Wide se decanta por una suerte de lounge que se endurece en su estribillo, mientras que 1972 es una miniatura high energy que juega al contraste radical. Funk deconstruido (o pervertido), el de Temptation Of Egg bien podría haber salido de la mente de Ry Cooder. Raw es una balada inmensa en la que hay ecos de Tom Waits aun imponiéndose la personalidad de Gelb y Giant Sand. La electrónica, el hip-hop y el country informan Wolfy sin dejar cerrada la descripción de tan ecléctica y personal canción. Shiver recupera parte de la inclinación lounge de X-tra Wide (no es ajeno a ello que Rob Arthur repita: órgano aquí, mellotron allá) si bien sumando un poso country. El ruido del agua de la fuente del Ardent Studio en Memphis acompaña al trío recogido y semiacústico interpretando Dirty From The Rain. Astonished (In Memphis) y su soul lento escuela Chris Isaak supone uno de los momentos más intensos del trabajo, seguido de un fragmento no anunciado de la famosa romanza de Donizetti Una furtiva lágrima (que volveremos a mencionar y explicar el porqué de su aparición). Aunque ya la haya tocado en Shiver, destacamos en No Reply —entre el country rock y el soul progresivo— la fantástica steel guitar de David Mansfield, además del mellotron de Gelb y el órgano, de nuevo, de Arthur. Vuelve a sonar muy breve e inopinadamente la música de Donizetti para dar paso al mazazo rock que es Satellite, cerca de siete minutos impetuosos que liberan energía, se suavizan en su último tramo y llegan a incluir uno loop de Yes. Bottom Line es la segunda balada del disco, liderada por el piano de Howe Gelb, pequeño solo jazzístico incluido. Edificando su folk rock somnoliento, Way To End The Day nos lleva al final de la función…

… Y es ahora cuando aparece la explicación prometida y nos despedimos: Shrine recoge a Rainer Jaromir Ptacek tocando la slide guitar durante un minuto antes de que, por tercera vez, escuchemos a Donizetti y su aria de El elixir del amor, una de las óperas favoritas de Ptacek, como se explica en los créditos de Chore Of Enchantment. Un álbum excepcional "Dedicado con Amor Enorme al Gran Intérprete de Slide y Virtuoso Ser Humano RAINER JAROMIR PTACEK 1951-1997".

jueves, 16 de octubre de 2025

Message

A pesar de que el único cambio en la formación que graba el tercer y homónimo plástico de Message de 1975 es el de Günther Klinger por Manfred von Bohr a las baquetas, el rock pesado y psicodélico de From Books And Dreams muta en Message en uno que, sin abandonar tendencias hard y progresivas, se hace más accesible o comercial. Cierto que la macabra portada del segundo elepé del grupo germano-británico ha sido sustituida por una foto borrosa pero nada amenazante del cuarteto y que, aun teniendo tres temas más que su antecesor, Message dura menos; es decir, que ya se nos avisa antes de que la música empiece a sonar de que en ella puede haber novedades.

Before The Dawn es un corte potente de rock claramente setentero y muy melódico cuyo componente pop se hace progresivo a partir del movimiento orquestal que se adueña de la canción en su segunda mitad. Thoughts es en conjunto más contundente, miscelánea de funk, hard y progresivo realmente inspirada en la que las guitarras de Alan Murdoch, el saxo (y la voz) de Tom McGuigan y la base rítmica de Von Bohr y Horst Stachelhaus suenan sin fisuras. Si Is That The Way empieza siendo una balada, acaba acercándose al jazz (solo de McGuigan gobernando) y viajando a terrenos de suavidad lisérgica. Que el animado funk rock de I Can See The World, con coros femeninos en su pasaje final, traiga a la cabeza de alguien a los Red Hot Chili Peppers de Californication, por ejemplo, no significa que se haya vuelto loco aunque estemos en 1975. Waters podría descender, sin embargo, de los King Crimson más fornidos, ejercicio de rock progresivo sin ambages que triunfa especialmente gracias a los solos consecutivos y superlativos de McGuigan y Murdoch. Curiosamente, Horrorscope me recuerda a los autores de Red pero en su segundo periodo, el que encabeza Discipline en los años ochenta, giro estilístico hacia el funk progresivo y humorístico en el que Von Bohr añade percusiones. Back Home tiene también elementos funk (la guitarra rítmica, el bajo y la batería) conviviendo con otros de rock duro y progresivo que la hacen comparable a Thoughts. Train To Nowhere despide la función con una nueva ración de funk rock, si bien ésta más acelerada y frenética. La octava canción de un trabajo muy notable en el que Message buscaba nuevas formas de expresión y al que el tiempo no ha quitado lustre.



lunes, 13 de octubre de 2025

Back To The Ground

Primero como álbum digital en octubre de 2024 y luego en formato físico a principios de 2025, Javi Taylor (Javi Torreira Briceño para los amigos), activista musical y responsable de Rock Bottom Magazine, nos sorprendía con un disco llamado Back To The Ground en el que se encarga de casi todo (componer, cantar, tocar guitarras, bajo y armónica) y lo hace realmente bien. No llega a ser el factótum porque de las baterías se ocupa Dolphin Riot, hay colaboraciones puntuales y Juanjo Mellado firma el diseño gráfico del CD, aunque sobre una idea definida por el propio Taylor.

El folk desértico e instrumental de la pieza que encabeza y nombra el trabajo anuncia el tono que va a seguir y sirve de introducción perfecta. No hay que esperar a que llegue la primera colaboración, pues el folk rock de My God cuenta con el bajo y los teclados de Guillermo Sánchez de Cos Suárez —productor del disco junto con el mencionado Riot, que no se nos olvide— para hacerlo más hermoso. Little Kid añade épica, suma algo de electricidad en su parte final y deja ver la influencia grunge que planea sobre las canciones, influencia que podemos acotar si citamos a Mark Lanegan y los Screaming Trees tras disfrutar de la calma tensa de No More Lies. Las (hendrixianas) guitarras desatadas y las marcadas percusiones de Make It Go Away enriquecen su base folk, pues de ahí no se mueve su autor. La luz es el único tema en castellano, híbrido de Bunbury y Tom Waits y ecos flamencos en el que encontramos la guitarra del gran Andrés Herrera o Pájaro para fortuna (diferenciadora) del corte. Angel In My Soul se desliza a terrenos country e incluso bluegrass ayudada por el violín de Martín León y la armónica de Taylor. Rompe el tono la contundencia stoner de Get Out (Queens Of The Stone Age o los citados Trees en el objetivo) antes de que una versión bien sobria del Ugly Sunday de Lanegan (todo queda en casa) cierre Back To The Ground acentuando la austeridad folk que lo informa. Solo falta señalar al lector que, además de sus bondades musicales, las letras sentidas y personales de Javi Taylor hacen aún más completo un álbum muy recomendable que era necesario sacar de un carácter minoritario al que la humildad de su creador no es ajena.

jueves, 9 de octubre de 2025

Through The Mysts Of Time. Rarities 1978-1981

En palabras robadas a su contraportada, Through The Mysts Of Time. Rarities 1978-1981 recopila "demos raras, descartes de estudio y versiones alternativas de los clásicos de Barracudas de la época de los elepés Drop Out y Meantime", es decir de los primeros tiempos del grupo, sus dos primeros álbumes y el single con el que debutó, compuesto por I Want My Woody Back y Subway Surfin'. Con mejor o peor sonido por su propia naturaleza, los veinticinco temas de este CD publicado en 1998, ocho de ellos presentados como bonus, nos hablan de una banda, los Barracudas, mezclando surf, pop y punk en canciones que son pura felicidad como las que acabarán en su Drop Out (His Last Summer, Summer Fun, (I Wish It Could Be) 1965 Again, Don't Let Go, Campus Tramp), por un lado, y añadiendo elementos de power pop, garage, folk rock e incluso post punk en composiciones que irán a parar a Meantime (Grammar Of Misery, Ballad Of A Liar, Bad News) o The Garbage Dumb Tapes (las tres de Meantine más On A Sunday y Shades Of Today), por otro. Un grupo, el inglés, que evolucionaba sin perder su inmediatez y que para mí siempre será sinónimo de alegría y juventud. Aquí con una serie de rarezas que atraviesan "los misterios del tiempo". Lo dice su título, no me lo invento yo.



lunes, 6 de octubre de 2025

Crossings

Segundo plástico del periodo Mwandishi y último para Warner, Crossings extiende los hallazgos vanguardistas de su predecesor con el mismo sexteto, es decir, Herbie Hancock, Billy Hart, Buster Williams, Julian Priester, Bennie Maupin y Eddie Henderson con sus respetivos nombres suajilis. De febrero de 1972 llegan los tres temas que conforman el elepé. Sleeping Giant, el primero, abre con las percusiones como protagonistas, cuyo carácter tribal domina el corte hasta que el teclado de Hancock empieza a improvisar. Jazz eléctrico de dinámica funk, el que el autor de Speak Like A Child edifica aquí con su grupo sufre diversas mutaciones, y en sus veinticinco minutos tiene tiempo para construir diversos pasajes en los que la atonalidad free se yuxtapone al jazz rock (y viceversa) o la abstracción minimalista da paso al groove bailable, siempre heterodoxo, mutante y asentado en el camino abierto por Miles Davis a finales de los sesenta (e incluso antes) con ayuda, claro, del propio Hancock. Ya en su último tramo, hay que señalarlo, destaca por su contundencia la intervención de Bennie Maupin y su saxo soprano.

Si Sleeping Giant ha sido escrita por Herbie Hancock, es el citado Maupin el compositor de los otros dos temas. Quasar es una pieza absolutamente libre que introduce en sus masas sonoras de filiación disonante segmentos de bossa nova y mambo suficientemente deconstruidos para que su mención pueda ser meramente simbólica. Water Torture mantiene la apuesta futurista para completar el álbum, la extraordinaria coalición del rupturismo culto europeo, el lenguaje improvisado de la música jazz y los ritmos populares llevados por los esclavos negros a Estados Unidos y adaptados a la particular (y multiforme) idiosincrasia de aquel país. De tan inopinado mejunje (en apariencia) surge la radical belleza de un tema que impulsa a Crossings a un mundo profundamente lisérgico en el que nada queda del hard bop que encumbró artísticamente a Herbie Hancock en la década de 1960. Los riesgos asumidos le situaban en una galaxia de la que el relativamente reciente The Prisoner (e incluso Fat Albert Rotunda) quedaba muy alejado.

jueves, 2 de octubre de 2025

Jack Johnson

"De manera espontánea y sin premeditación alguna." Como dice Ian Carr y corrobora el propio John McLaughlin, el guitarrista se lanzó "a tocar un boogie" aburrido de esperar a que Miles Davis dejara de hablar con Teo Macero en la sala de control del estudio neoyorquino de Columbia. A su lado estaban Steve Grossman (saxo soprano), Herbie Hancock (órgano), Michael Henderson (bajo) y Billy Cobham (batería). "Michael lo pilló", sigue McLaughlin, "Billy añadió una base, y al minuto empezaron a suceder algunas cosas. De pronto vimos que la puerta de la sala de control se abría y que Miles entraba corriendo con su trompeta. La luz roja estaba encendida, el empezó a tocar, y eso fue todo. ¡No era más que un boogie y estábamos improvisando, y ésa es su grabación favorita!"

Es el 7 de abril de 1970, y de esta manera van a surgir los veintisiete minutos de Right Off, una
de las dos piezas que darán forma a Jack Johnson (o A Tribute To Jack Johnson), el elepé más abiertamente rock de Davis, aunque su música no sea rock, y continuación de la revolución iniciada por In A Silent Way y Bitches Brew. Si la electricidad de John McLauglin
, escoltada por Henderson y Cobham, ha dominado el tema los dos primeros minutos, las notas del trompetista van a ser protagonistas indiscutibles —lanzadas airadas, incluso frenéticas— durante diez minutos consecutivos. Dará paso entonces a Grossman y, luego, a Hancock para que improvisen poderosamente antes de volver a soplar su trompeta y de que McLaughlin retome sus acordes (tremendos) de rock and roll y rhythm and blues para conducir el tema durante sus últimos tramos.

De similar duración a la de Right Off, Yesternow desarrolla en su primer tercio una música más contenida, suerte de jazz minimalista en el que los silencios son tan importantes como los sonidos. El segundo tercio mantiene la esencia pero suma las intervenciones de McLauglin y las de Grossman, hasta que, de repente, aparecen unos fragmentos de Shhh/Peaceful y, acto seguido, se introduce una porción más funky sacada de una sesión del 18 de febrero en la que, junto con Davis y McLaughlin, Sonny Sharrock aporta su guitarra, Bennie Maupin el clarinete bajo, Chick Corea el piano eléctrico, Dave Holland el bajo y Jack DeJohnette la batería. Los últimos dos minutos adquieren un tono solemne, de vuelta al 7 de abril, en los que la trompeta de Davis ejecuta un pasaje que pareciera salido de Sketches Of Spain antes de que Brock Peters (el Tom Robinson de la mítica Matar a un ruiseñor) encarne a Jack Johnson (el boxeador a quien se rinde homenaje en el documental que da lugar a la música encargada a Miles Davis) y recite solemne: "Soy negro. Nunca me permiten que lo olvide. Sí que soy negro. Nunca les permitiré que lo olviden". La visión vanguardista e iconoclasta de Davis y Macero y la reivindicación antirracista que informan A Tribute To Jack Johnson.