Entre la sublimación de un modelo (Rubber Soul) y el nacimiento de una era psicodélica en la que, como dirían los Dictators, Sgt. Pepper enseñará a tocar al grupo, Revolver (1966) aparece como la pieza de transición más definitiva que uno pueda imaginar. La ambición artística de los Beatles y su concienzuda investigación de los aspectos técnicos del estudio de grabación van a dar con un álbum formidable y decisivo cuya inmarcesible belleza sigue sorprendiendo por igual a legos e ilustrados, a expertos y recién llegados a la obra de los cuatro de Liverpool.
Y sorprende desde el primer momento. Es difícil fijar con exactitud el contraste que la yuxtaposición de Taxman y Eleanor Rigby establece, pues es de tal magnitud que pocas bandas podrían hacer algo así sin perder el oremus estético. La crudeza eléctrica, roquera del tema de George Harrison —más que adecuada para criticar a los recaudadores de impuestos— es seguida de la tristeza hecha canción y puesta en escena por los dos cuartetos de cuerda que escoltan la voz de Paul McCartney. La ironía y el desgarro se complementan contraponiéndose con inopinada exactitud, logrando uno de los comienzos más sublimes que servidor haya escuchado en los miles de elepés que han pasado por sus oídos. Llega el turno de John Lennon en I'm Only Sleeping, excelente composición para representar la languidez del sueño, y en la que destaca el solo de guitarra de Harrison manipulado por George Martin en busca del efecto ácido de su sonido. Esa misma psicodelia de las seis cuerdas amplificadas y trastocadas por la consola de grabación está en Love To You, primer acercamiento de Harrison a la música india, que aun habiendo ya tocado el sitar en Norwegian Wood, no es hasta Revolver cuando se adapta a sus estructuras. Here, There And Everywhere muestra de nuevo la exquisita sensibilidad de Paul McCartney, gracias a una hermosísima composición en la que destacan los prominentes coros de Lennon, Harrison y él mismo. La archiconocida Yellow Submarine, cantada por Ringo Starr, no está a la altura del material que le rodea, tema menor de McCartney lleno de ruidos y voces —Brian Jones es el de los vasos— que lo hacen al menos curioso. La cara 1 del elepé finaliza con She Said She Said, que, retomando querencias ácidas y psicodélicas nombradas, viaja de la mano de John Lennon directamente a las fuentes, pues es el LSD el que sostiene su letra.
El McCartney más inspirado escribe Good Day Sunshine, extraordinaria escultura pop erguida sobre los fantásticos pianos honk tonk de Macca y George Martin. No quiere ser menos Lennon con And Your Bird Can Sing, otra delicatessen en la que los solos de Harrison van a misa y marcan la diferencia. For No One hace que nos arrodillemos ante el talento infinito del Paul McCartney, autor de esta maravillosa canción de desamor de sobresalientes clavicordio (McCartney) y trompa (Alan Civil) y cortante final. Mixtura beat de rockabilly y country, Doctor Robert introduce en su desarrollo dos muescas diferenciadoras en las que el armonio de Lennon y los coros de McCartney delatan su admiración por los Beach Boys. Tercera y no menos válida aportación de George Harrison, I Want To Tell You es una delicia a la que sigue el acercamiento del grupo al soul, vientos incluidos, y con un McCartney cantando de maravilla y desatado en el estribillo: Gotta To Get You Into My Life. Tomorrow Never Knows pone el (paradójico) broche de oro al elepé con el primer tema registrado en las sesiones del mismo. Los loops y las manipulaciones sonoras caracterizan la composición de Lennon, que preconiza sin problema todo el rock electrónico que va de Kraftwerk a Chemical Brothers y sitúa al cuarteto inglés en una galaxia de la que pocos o nadie habían oído hablar.
El mencionado Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, Magical Mystery Tour, The White Album, Abbey Road y Let It Be llegarán con posterioridad e incidirán en la maestría y el tesón de los Fab Four, pero la gloria alcanzada con Revolver (y Rubber Soul) jamás será superada, en todo caso igualada. Momento único y privilegiado de la historia del rock and roll, el que en agosto de 1966 ve la luz nos permite recrearnos en él todas las veces que nos apetezca, pero siempre a sabiendas de que no volverá a repetirse. El tiempo en el que cuatro todavía jóvenes pioneros decidieron que ya nada sería igual.
¡Gloria Bendita!
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El disco que cambio la faz de la música moderna
ResponderEliminarGloria, Sergio.
ResponderEliminarUn disco decisivo, Bernardo, así es.
Saludos.
Bahhh cuatro chicos con sus locos cacharros haciendo inventos... nada...
ResponderEliminarEste disco es probablemente, y sin temor a equivocarme el disco que lo cambió todo en la música, y sobre todo en la propia banda.
Es curioso, y esto sucedió el sábado... estaba pinchando y puse Tomorrow never knows y un colega (al que conoces) me dijo ¿qué es esto? Le dije Los Beatles... y me dijo "¿Los Beatles? Pues no me gusta nada" No está hecha la miel... ya sabes... a día de hoy sigue siendo tal la ignorancia sobre este santo grupo que me sigo riendo y sigo flipando en colores.
Abrazos.
Nunca he sido un gran admirador de los Beatles, la verdad, pero he de decir que, por ejemplo, este disco me gusta más que el Sargento Pimienta y Abbey Road. Creo que, cuando Harrison cogía la batuta de las composiciones -lo cual, hacía poco, porque no le dejaban-, le cambia la cara a los Beatles completamente: por eso era el mejor de los Beatles en solitario. Gran entrada, máster. En tu línea, vamos.
ResponderEliminarSolo los Beatles son capaces de incluir en un disco un tema como Yellow Submarine y que éste siga siendo una obra de 10 (qué digo de 10, de 11, de 12, de...). Ahora en serio, una de esas escasas obras que lo cambian todo. Y una de esas obras que lo contienen todo: pop, psicodelia, rock, experiementación, cuerdas,...
ResponderEliminarUna entrada de 10 (qué digo de 10, de 11, de 12, de...). Abrazos.
Un disco quintaesencial, Savoy. Hay poca gente, en verdad, que se haya detenido a escuchar y a analizar los elepés de los Beatles. En ese sentido, se puede afirmar que es un grupo desconocido, más un icono pop que la verdadera, enorme y rompedora banda de rock and roll que fue.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo con lo de Harrison; en "Revolver", por ejemplo, las canciones de Macca son soberbias, y en solitario tiene discos como "Ram" tan buenos o mejores que "All Things Must Pass", la obra magna de Harrison. Muchas gracias por lo de la entrada, Alex.
Está claro, Agente, una obra maestra se mire por donde se mire… a pesar de "Yellow Submarine". Y gracias por lo de la entrada, no me merezco tanta nota (un 10 está bien, je je je).
Abrazos.
Extratosférica entrada sobre un disco total, en el que cabe todo lo que los cuatro de Liverpool incluyeron en su catalogo de estilos, influencias y perversiones sonoras.
ResponderEliminarMe gusta ese enfoque buscando la yuxtaposición entre la ácida taxman y la deliciosa Eleanor Rigby, pero Here, there...obra maestra total.
Mi único pero a este disco es que existe Rubber Soul.
Un abrazo master.
Muchas gracias, Addison. Un disco total, eso es. "Here, There And Everywhere" es una cosa tan, tan bonita… "Rubber Soul" es un pero gigantesco al que solo "Revolver" y algún que otro disco pueden aguantar el tipo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Álbum imprescindible de los cuatro de Liverpool, sin duda, tanto como Rubber Soul o The White Álbum -mi favorito-. Me gusta obviar los superhits tantas veces explotados que están insertos en todos y cada uno de los álbumes de los Beatles, para disfrutar de la dimensión oculta de los temas afortunadamente menos 'popularizados'.
ResponderEliminarUn abrazo.
El doble blanco fue durante mucho tiempo mi favorito, aunque "Revolver", "Rubber Soul" y "Abbey Road" ahora estén por delante. Esa dimensión oculta de los álbumes es la verdadera esencia de los Beatles.
ResponderEliminarUn abrazo, Aurelio.
Yo discrepo en eso de que la gloria será igualada pero no superada. El blanco y el Abbey road me parecen muchísimo más superiores sin menospreciar ni mucho menos este grandísimo Revolver. La archiconocida Yelllow submarine me sobra, y mucho. Abrazo.
ResponderEliminarYo no los veo mejores que "Revolver", a pesar de ese submarino. También el blanco tiene algún tema menor.
ResponderEliminarUn abrazo, querido Johnny.
Voy con retraso, como casi siempre...Llegué al "Revolver" más como completista de la obra que otra cosa, he de confesarlo. Mis primeros Beatles son los de sus singles y, ya puestos con los Lps, los "Sergeant Pepper" , "The White Album", "Abbey Road" y "Let It Be", por ese orden de compra. A partir de ahí decidí hacerme con el resto de la discografía porque no podía ser de otra manera. Y cuando me enfrenté al "Revolver" me dí cuenta de su inmensa grandeza que, dicho se de paso, gran parte de la "intelligentsia" beatlemaniana inglesa considera como su mejor obra, por delante de las demás. Grandeza que, escuchados a conciencia los discos anteriores, anticipa el "Rubber Soul".
ResponderEliminarMi corazón estará siempre con la diástole y el sístole del "Abbey Road" y el "The White Album", mientras que mi cabeza me dicta que son el "Rubber Soul" y, sobre todo, el "Revolver" los discos base, los pilares sobre los que se asienta gran parte del edificio y, no me puedo reprimir (ya voy lanzado...), el "Sgt. Pepper" me parece un genial brindis al sol de todos los colores. He dicho.
Abrazos,
JdG
Yo uno corazón y cabeza y me quedo con "Rubber Soul", "Revolver", el doble blanco y "Abbey Road", para mí los cuatro mejores discos de los Beatles, aun adorando "A Hard Day's Night" y "Sgt. Pepper". Dicho esto, está claro lo de los pilares, maestro Javier.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como voy más tarde que nadie y ya están limpiando las mesas para cerrar el bar solo quería apuntar aquí que, para mi, este es el motivo por el que Macca debe ser admirado hasta el fin de los tiempo por cualquier melómano que se precie un mínimo. Soberbio todo (disco, entrada y hasta la portada -seguramente mi favorita suya, ya puestos-), cómo no. Abrazo, Gonzalo.
ResponderEliminarEl bar siempre está abierto, Guzz, mucho más para ti. Macca se sale aquí, así es, entrega alguna de las mejores canciones de siempre. Disco y portada soberbios, mi entrada no puede estar a la altura de algo tan grande, pero gracias de todos modos.
ResponderEliminarUn abrazo.