jueves, 21 de mayo de 2015
A Mid-Stream Of Consciousness
Cuatro años después de On The Quiet, repaso semiacústico de temas de la banda más cuatro versiones, los Celibate Rifles volvían a la carga mediante la electricidad parcial y previamente abandonada, nuevas composiciones y, esta vez, tres canciones ajenas. A Mid-Stream Of Consciousness (2000) se llamaba el artefacto, un notable álbum de rock and roll que añadir a la discografía de un grupo tan incapaz de decepcionar a sus seguidores como de conocer el éxito masivo.
El disco comienza abrasivo gracias a una tripleta de excitante high energy compuesta por Storm, The Paddo Sharps y I Shoulda. Las guitarras de Kent Steedman y Dave Morris siembran de acero el sonido conducido con firmeza por la base rítmica que forman implacables Nick Rieth y Jim Leone. G's Gone da un giro en busca de la canción sentimental heredera de Radio Birdman, especialmente por esos teclados atmosféricos tan propios del grupo de Deniz Tek y Rob Younger. Child Of Mine se mantiene en el ámbito de la balada, logrando mediante las guitarras acústicas, el vibráfono y la slide unas ricas texturas sonoras para el tema más largo del trabajo. Wake Up, sin embargo, es un zarpazo hard punk de menos de dos minutos al que sigue la dinamita stooge de Hammer (Consolation Prizes), protagonizada por un Damien Lovelock convertido en trasunto de Iggy Pop. Dark City encierra algo peligroso y vitando en su descripción melódica —primero acústica, después eléctrica— de la oscuridad urbana. Entre el swing y el rockabilly, Me And Slick And Willie se desliza placentera hasta que el frenético riff de Talk Back Saviour recupera la dureza rocker en la que también se asienta Tripping At The Mail (I Saw Your Cousin, She Was…), última de las canciones escritas por los Rifles.
Aunque presentadas como bonus tracks añadidos a la primera edición del CD y el elepé, las sabrosas lecturas de Child Of The Moon (Rolling Stones), I Will Dare (Replacements) y Journey By Sledge (Visitors) han quedado como parte definitiva de A Mid-Stream Of Consciousness, fieles a su construcción original pero interpretadas con un brío que esquiva el respeto excesivo. Brío que alimenta el disco al completo y que hace que pase como un gozoso suspiro… en el caso de que se conozca. De todos modos, y por lo general, ayer como hoy, el mejor rock sigue viniendo de Australia. Queda consignado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No controlaba el disco y se me ha abierto el apetito de recuperar a los Rifles que tan solitos los he dejado durante tiempo. Buen momento para recuperar y rememorar
ResponderEliminarNi idea Gonzalo, buscamos hueco para conocer y aprender, pero en esta me pillas del todo.
ResponderEliminarAbrazo.
Leyendo, aprendiendo, sonando "Talk Back Saviour",... disfrutando.
ResponderEliminarAbrazo.
Diablos, no tenía ni puñetera idea de esta banda, joder, qué grandes. He escuchado el disco y, a decir verdad, cuando crees que la música no te puede sorprender, siempre aparece algo. Una maravilla, Gonzalo; un abrazo, sensacional, para variar.
ResponderEliminarTe vas a encontrar con unos Rifles en forma, Bernardo, quizá no tan buenos como los de "Roman Beach Party", pero muy placenteros.
ResponderEliminarUno de los mejores grupos aussies, Addison, ahí es nada.
Me alegro, Agente. Menudo trallazo el que escuchas.
Siempre hay nombres a descubrir, Alex. Me alegra que te guste, gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Bandaza australiana que salía en mi último programa de radio, siempre rock enérgico de gran calidad. Guitarras furiosas...
ResponderEliminarAbrazos.
Así es, Savoy. Pena que los Rifles lleven más de una decada sin publicar nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si veo algo de esta gente lo pillo de inmediato. Conocidos solo de oídas y hay que arreglar esa gotera. Desde luego de acuerdo contigo en la última observación sobre el rock y Australia.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
No lo dudes un instante, Javier. Fundamental para una de esas sesiones magníficas que te haces.
ResponderEliminarUn abrazo.