lunes, 4 de mayo de 2015
Know What I Mean?
A diferencia de las dos ocasiones anteriores, la tercera colaboración de Bill Evans con Cannonball Adderley llevará el nombre del imprescindible pianista a los créditos de portada, acto de rigor y justicia dado el sobresaliente trabajo realizado por el autor de Portrait In Jazz. Completado el cuarteto por Percy Heath y Connie Kay —bajista y baterista, respectivamente, del Modern Jazz Quartet—, Know What I Mean será grabado en tres sesiones en enero, febrero y marzo de 1961, entre las que Evans registrará asimismo —atentos— el excelente Explorations y el portentoso The Blues And The Abstract Truth, de Oliver Nelson.
Imposible de esconder, la finura de los ejecutantes sale reforzada de lo reducido del conjunto, pureza que ningún mal músico resistiría. La consistencia y precisión de la base rítmica ejerce de cuadrilátero en el que el combate se convierte en suma de titanes dispuestos a soplar o tocar sus mejores notas. Tan aguda y virtuosa en la balada como en el swing, la promiscuidad melódica de Cannonball Adderley no tiene más límites que los de su técnica, mínimos para alguien que conoce el saxo alto en profundidad como él. Decir que en Know What I Mean? se encuentran algunos de los mejores solos de su carrera, en la que los hay magníficos por doquier, es señalar la grandeza del elepé; añadir que la elegancia y la armonía de Bill Evans, siempre innegociables, nada envidian aquí a las que su teclado expresa en Kind Of Blue o Undercurrent, es apuntalarla para confirmar su maestría. Los ocho temas del álbum rezuman blues y genio, pero portan además el entusiasmo de dos artistas que se sienten a gusto trabajando juntos. Las improvisaciones de uno (Adderley) alimentan las de otro (Evans), y viceversa, con un cariño difícil de glosar o cuantificar aunque a todas luces presente.
Desgraciadamente, Know What I Mean será la última ocasión en la que el saxofonista y el pianista crucen sus instrumentos, privándonos de alguna hipotética joya que la temprana muerte de Cannonball Adderley en 1975 hará físicamente imposible. Pero no nos quejemos: el tema de Bill Evans que pone título al plástico —modificando su tempo a mitad de camino— ya va a dar por finalizada la función, y de él nos servimos para glorificarla una vez más. ¿Saben lo que les quiero decir? ¿No? Acérquese a este monumento al buen gusto y sus dudas se disiparán.
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Ayer tarde sin ir más lejos estaba escuchándolo mientras pintaba un rato en el estudio. Gloria bendita, oiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me encantan esas conexiones (nada casuales), Sergio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aplaudo la hermosa y delicada entrada (y a su autor) y agacho la cerviz pues aún conociendo el disco nunca lo he escuchado.
ResponderEliminar"Explorations", "Know What I Mean", "The Blues And The Abstract Truth",... en el lapsus de tiempo en que un músico de hoy tarda en afinar su instrumento!!!
Abrazos,maestro.
Muchas gracias, Agente. Imposible que alguien grabe hoy tres discos así en unos meses… o en toda su carrera.
ResponderEliminarUn abrazo.