lunes, 8 de octubre de 2018
Screamin' The Blues
Por su título, su sonido, sus intérpretes y su perfecto acabado, el nombre de Oliver Nelson ha quedado unido eternamente al mayestático The Blues And The Abstract Truth. Sin embargo, el polifacético músico norteamericano tiene en su haber, en solitario o colaborando con otros, como intérprete o como director y arreglista, un montón de grabaciones de interés. Screamin' The Blues está registrado un año antes de su obra maestra, el 27 de mayo de 1960, y en él Nelson lidera un sexteto dedicado a lo que su título alerta —gemir el blues— de manera espléndida. De los cinco intérpretes que acompañan al autor de Straight Ahead y sus saxos tenor y alto son sin duda los más conocidos por el aficionado el genial Eric Dolphy (clarinete bajo y saxo alto) y el baterista Roy Haynes (ambos en The Blues…), pero el contrabajista George Duvivier, el pianista Richard Wyands y el trompetista Richard Williams, los tres de contrastada carrera, tratan a sus instrumentos con similar autoridad y temperamento.
"La primera cosa que captas en el corte de apertura es la plenitud del sonido, casi como el de una big band, incluso aunque el grupo sea solo un sexteto. Éste es uno de los sellos distintivos del Nelson arreglista." Lo escribía Joe Goldberg en las notas para la reedición que New Jazz hiciera del álbum en 2006, y así es. Remasterizado por el propio Rudy Van Gelder —ingeniero de la sesión—, Screamin' The Blues tiene en la pieza que lo inicia y nombra todo lo que el resto del elepé nos va a ofrecer. Sus once minutos de blues hecho jazz suponen un viaje a Nueva Orleans, pasando por el St. Louis natal de Oliver Nelson, para recoger la tradición y regurgitarla en forma de hard bop de primerísima categoría, cuya abundancia acústica, como señala Goldberg, hace pasar por orquesta lo que es un grupo. Esta sensación se traslada a los cinco temas que, más breves y comedidos, completan el trabajo. Las improvisaciones de Nelson y Dolphy gobiernan por su calidad, aunque el tercer viento en discordia, la trompeta de Williams, enfrente el caudal de saxos y clarinete con una potencia y una claridad incontestables. Wyands, Duvivier y Haynes son la base rítmica perfecta para defender y hacer crecer lo que la otra mitad sopla por sus boquillas, consiguiendo entre unos y otros cuarenta minutos de música magnífica a la que pone fin Alto-Itis homenajeando al bebop y al swing de una sola tacada. No será el mencionado y alabado The Blues And The Abstract Truth, pero Screamin' The Blues dignifica igualmente los ancestros de los que, cual semillas en lugar de cadáveres, crecerá —infinito y exquisito— el jazz durante el siglo XX.
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Debe ser cosa de los dioses olímpicos, nunca de la casualidad, pero esta entrada coincide con múltiples lecturas y vídeos vistos este año sobre Oliver Nelson, la mayoría de ellos en jazzwax, donde se habla del músico como arreglista en otras grabaciones (Billy Taylor, Rita Reys, Steve Allen, Herbie Mann o Leo Gooden...), también como compositor en uno de sus grandes álbumes, "Full Nelson". Esta coincidencia aguijonea mi interés aun más por el saxofonista de San Luis.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Pues el disco que comento te va a encantar, Javier. Como arreglista Nelson tiene cosas muy curiosas, entre ellas su adaptación al mundo del jazz de el "Pedro y el lobo" de Prokófiev. De todos modos, si todavía no tienes nada de él hazte sí o sí con "The Blues And The Abstract Truth", una obra maestra absoluta.
ResponderEliminarAbrazos