Quinto plástico de King Crimson y nueva vuelta de tuerca a sus planteamientos. Como es sabido, no hay álbum del grupo de Robert Fripp en el que coincidan las formaciones, pero en Lark's Tongues In Aspic (1973) el cambio es radical, pues solo el mencionado Fripp (guitarras, mellotron y "artefactos") sobrevive a Islands, Bill Bruford y John Wetton forman la espléndida base rítmica, David Cross trae violín, viola y mellotron y Jaime Muir se ocupa de la percusión.
La primera parte del corte que titula el elepé cruza en sus inmensos e instrumentales trece minutos y medio vanguardias europeas, rock pesado y funk electrónico con la intención de sorprender al oyente (hay pasajes de la suite que se manifiestan diametralmente opuestos a otros) y rehuir etiquetas (incluidas las que yo acabo de otorgar), buscando contrastes que van más allá del que obviamente producen el sonido de una guitarra eléctrica distorsionada y un violín. Book Of Saturday es una breve y preciosa balada cantada por Wettton, quien se va a ocupar de todas las partes vocales. Exiles empieza siendo una pieza experimental de naturaleza atonal hasta convertirse en una de esas bellísimas melodías tan características de King Crimson en la que se cuela un mínimo garabato disonante y a la que Wetton aporta piano y Cross, flauta y piano eléctrico. Huye Easy Money también de clasificaciones banales, moviéndose entre el rock progresivo y la psicodelia y destacando las seis cuerdas de Fripp y la batería de Brufford, pero manejando códigos intransferibles a otras bandas de ámbito similar al de los autores de In The Wake Of Poseidon. The Talking Drum es puro ritmo (ya avisa su título) a emparentar con Can y Neu!, si bien las maneras de Crimson (o su motorik) no se diluyen o se convierten al krautrock. La segunda mitad de Lark's Tongues In Aspic (no tan larga como la primera) clausura el disco más centrada en el rock (muy potentes los riffs de Robert Fripp) y manteniendo el sobresaliente que otorgamos a la función completa. Con unos u otros músicos, en cualquiera de sus periodos, siempre cargadas de ideas e interés las de King Crimson.
Hay que reconocer que aquí Fripp se arriesgó bastante, tras la deliciosa pareja casi onírica de de "Lizards" e "Island". Esa guitarra rasposa, por ejemplo, aunque ya se sugería en algunos momentos del disco anterior, adquiere aquí un protagonismo que es una verdadera revolución en aquel momento: ni los heavies llegaban a esos extremos casi chiirriantes pero poerfectamente diseñados de don Roberto. Y las percusiones, por supuesto, están a la altura.
ResponderEliminarDe ese nuevo ambiente que nace en este disco, tal vez yo prefiera "Starless and bible black", su continuación. Pero en cualuier caso, todo lo que será King Crimson hasta su desaparición en el 74 ya está contenido aquí. Es un disco "raro" para aquel momento, difícil, pero soberbio.
Saludos mil.
Tengo dos vinilos de este grupo y uno de ellos es este. Lo pinché una vez hace años y como me suele ocurrir con el rock progresivo lo dejé, pero creo que lo voy a volver a intentar, ahora soy más viejo y menos inquieto.
ResponderEliminarAbrazos
Cierto, Rick, la guitarra de Fripp es tremenda, como una sierra eléctrica. A mí tanto "Starless" como "Red" me gustan mucho, aunque quizá algo más el segundo, pero está claro que "Lark's" marca y prevé lo que serán ambos.
ResponderEliminarDale otra oportunidad al grupo de Fripp, Jorge, yo lo considero uno de los mejores de todos los tiempos.
Abrazos.
Tuve la suerte de verles en directo en el Teatro Monumental por aquellos años, presentando precisamente este "Larks´Tongues in Aspic". Fue un acontecimiento, a pesar de estar la sala a reventar pocos, por no decir casi nadie, los conocía (estamos hablando del año 73, cuando sus álbumes anteriores apenas habían tenido audiencia aquí). Muchos salimos más descolocaos de lo que entramos. Su extensiva audición posterior me convenció de la extraordinaria calidad del grupo. Además esta base rítmica de Brufford & Wetton es para mí la mejor de la banda. El posterior y magnífico "Red" se encargó de confirmarlo.
ResponderEliminarAbrazos,
Me has hablado de ese concierto, Javier, tuvo que ser un auténtico shock. Yo también adoro esa base rítmica. "Red" es soberbio, igual que el retorno en los ochenta con "Discipline", un grupo diferente pero igual de creativo y peculiar.
ResponderEliminarAbrazos.