jueves, 29 de diciembre de 2016

The Bootleg Series Vol. 4. Bob Dylan Live 1966. The "Royal Albert Hall" Concert


Judas. Cualquier amante del rock and roll relacionará inmediatamente el nombre del discípulo traidor con Bob Dylan y la asunción de la electricidad para su música. El nombre del apóstol de Cristo pronunciado por un seguidor de Dylan justo antes de que él y su banda (La Banda) ataquen Like A Rolling Stone ha quedado grabado como ejemplo eterno —para desgracia de quien lo dijo— del necio incapaz de aceptar la evolución artística de aquél a quien venera como ídolo inamovible y no como el creador de cierto objeto estético que en realidad es.


Estamos —sabido es— el 17 de mayo de 1966 en el Free Trade Hall de Manchester, velada de la que no habrá versión oficial hasta 1998, aunque sí anteriores, piratas, parciales y erróneamente situadas sobre las tablas del Royal Albert Hall londinense (de ahí su título). El autor de Highway 61 Revisited se halla de gira por Inglaterra acompañado por los Hawks (es decir, The Band) y dando a conocer su nueva faceta, ésa que sin abjurar del cantautor folk que ha sido y siempre será ha sumado la fuerza del rock and roll a su discurso. El sonido nuevo nacido de esa mixtura irrita a talibanes y cretinos, pero maravilla a las mentes abiertas de ayer y hoy y sienta las bases sobre las que crecerá el rock, referencia e influencia de igual calibre que las de los Beatles o los Rolling Stones. La soberbia versión de Like A Rolling Stone surgida tras el insulto (al que Dylan contesta "No te creo. Eres un mentiroso") culmina un concierto magnífico que el tiempo ha convertido en esencial y mítico. Un concierto —no hay que olvidarlo— que en su primera mitad es totalmente acústico, lo que no sirvió de bálsamo para aquel majadero empeñado en culpar a Zimmerman de su propia estulticia. La sensibilidad desnuda del artista norteamericano emociona por igual que la vestida por Robbie Robertson, Richard Manuel y compañía —claro—, pero no sirve para obviar, minimizar o denigrar la adrenalina de la segunda parte del espectáculo. Lo mismo valen y transmiten Visions Of Johanna, Desolation Row, Just Like A Woman o Mr. Tambourine Man—por ejemplo— cantadas en solitario por Dylan que Baby, Let Me Follow You Down, Just Like Tom Thumb's Blues, Leopard-Skin Pill-Box Hat o Ballad Of A Thin Man —verbigracia otra vez— puestas en pie por el sexteto. No es casual que algunos temas eléctricos en su origen tornen acústicos y viceversa. Bob Dylan busca y reconstruye al encuentro de nuevas experiencias musicales que le satisfagan y de un público inteligente capaz de asimilarlas.


Sin par en el estudio, mutante en el escenario, el maestro de Duluth se planta delante de las personas que han acudido a verle al día siguiente de que Blonde On Blonde haya sido publicado —un dato que impresiona— y ofrece un show que la historia ya ha sancionado como único e intachable, aun irreverente en su momento para unos cuantos puristas a los que los años han situado en el lugar que nunca dejan de ocupar: el de los ignorantes disfrazados de entendidos. La figura probablemente más importante de la historia del rock en el momento más dulce de su carrera: ¿alguien pone todavía pegas?

3 comentarios:

  1. No creo que nadie ponga pegas Dylan tenía tanta categoría creativamente hablando que los demás solo debían callar y escuchar. Lo que logró fue de tal nivel que aunque lo que haga hoy en día tenga muy poco valor, a mi modo de ver, sigue resultando incuestionable. Así que le den si quieren el Oscar, los Grammy y el Nobel de química. Supongo que se nota que soy un admirador. He puesto este disco con la idea de leer algo mientras lo oía. No he podido hacerlo en la parte acústica. Ahora me cuesta escribir mientras Bob dice "you walkman intolerancia the room ...Something is happening here but you dont know what it is. Do you mr jones. .. "

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    1. Siento que lo del texto predictivo me haya jodido la referencia a la letra

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  2. La verdad, Luis, que lo que hizo en los sesenta no tiene parangón, al igual que en los setenta o la famosa trilogía que arranca en los noventa con "Time Out Of Mind". Estoy ahora con el libro de sus letras completas, y lo del Nobel está totalmente justificado.

    Saludos y feliz año.

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