Mil Maravillas
Los perros comiendo
tu carne muerta y violada
no pueden ocultar
tu sonrisa previa al alzamiento.
La violencia cobarde
contra tu cuerpo de niña
no nos hace olvidar
tu infancia en Larraga.
Las décadas de oscuridad
y de silencio cómplice
no han dejado de amplificar
el sonido de tu recuerdo.
Y tu nombre —Maravillas—
trae el eco del horror y la ignominia,
pero también el de la paz,
el futuro y la esperanza.
¡Ya se acerca el 14!, ¿eh?
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Ahí te espero, Javier. No acordaremos de Maravillas.
ResponderEliminarAbrazos.