Un sábado por la mañana
en Retales Meco.
El encargado corta
un trozo de tela negra
mientras el hilo musical
vomita a Puff Daddy rapeando
sobre el Every Breath You Take de Police.
Una mujer entra por la puerta,
otra se dispone a pagar
y Aitor se esconde
entre los enormes rollos
de todo tipo de colores y texturas.
Y yo pienso en que
quizá de esto pueda salir
un poema.
Nada del otro mundo,
pues.
La musa surge en los momentos más inesperados, en los actos más triviales; lo único que hay que hacer es abrirle la puerta.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Siempre atentos, Javier. La poesía basada en esos actos triviales que dices me fascina. Gente como Karmelo C. Iribarren, con cosas así de tremendas:
ResponderEliminar"Están cogidos de la mano
en silencio,
bajo los soportales.
El niño mira su columpio,
muy triste,
bajo la lluvia,
y no lo entiende.
El padre mira al niño:
es la vida, hijo
-quisiera poder decirle-,
y no ha hecho más que empezar".
Abrazos.