miércoles, 7 de noviembre de 2018
Both Directions At Once. The Lost Album
Como si de un milagro se tratara, la noticia, conocida en la primavera de este 2018, de que se iba a publicar un álbum perdido de John Coltrane registrado cincuenta y cinco años atrás superaba, en palabras del periodista Iker Seisdedos, "los sueños más salvajes de los aficionados". Y no era para menos. La información previa a que el plástico se pusiera a la venta hacía salivar a cualquiera: una grabación del cuarteto mágico de Trane del día anterior a la sesión de la que saldría el magistral elepé junto con Johnny Hartman y, por supuesto, en el mismo estudio de Rudy Van Gelder en Nueva Jersey. Las alarmas se disparaban y solo cabía esperar —sin destrozarse las uñas o despertarse de madrugada comido por la ansiedad— a que Both Directions At Once. The Lost Album cayera en la manos del admirador compulsivo (como es mi caso) del creador de Ascension.
Catado a fondo durante varias semanas por quien esto escribe, es evidente que las expectativas no se ven defraudadas lo más mínimo si uno tiene claro por dónde andan en ese momento Coltrane y los suyos: antes de la radicalización de A Love Supreme y subsecuentes, pero en plena búsqueda e imparable avance. El cuarteto tiene todavía un pie en el jazz modal, el bebop y el hard bop, pero lanza dentelladas sobre el free jazz en el que quedará clavada totalmente la mandíbula de su líder los dos últimos años y medio de su existencia: ambas direcciones al mismo tiempo.
La primera toma de Untitled Original 11383 ejemplifica lo dicho mediante los solos consecutivos del saxo soprano de Coltrane, el piano de McCoy Tyner y el contrabajo de Jimmy Garrison, excelso con arco y con los dedos. El Nature Boy que cantara Nat King Cole se convierte en manos de Trane, Garrison y Elvin Jones (Tyner ausente) en una tensa pieza liderada por el tenor del primero. Untitled Original 11386, también en su toma número 1, muestra el lado más duro del cuarteto y deja sitio para que improvisen todos sus miembros (Coltrane de nuevo al soprano), excepto un Jones que derrocha talento con sus baquetas apoyando a sus tres compañeros. Vilia (toma 3), a partir de un fragmento de La viuda alegre de Franz Lehár, propone a una banda relajada que respira cool y hard bop.
La famosa composición del saxofonista de Hamlet Impressions (y título del elepé que Impulse! editará ese mismo año) inicia la segunda cara con la tercera versión de la jornada y un John Coltrane modélico al saxo tenor que ya no va a abandonar. Los once minutos y medio de Slow Blues son para mí el punto álgido de la grabación, delicioso blues hecho jazz (lento y modal) y gobernado por los dos solos de Trane, entre los que McCoy Tyner hace gala del buen gusto de sus manos. One Up, One Down (toma 1), culmina el trabajo en la línea poderosa de Untitled Original 11386, y con improvisaciones —por fin— del cuarteto al completo.
El segundo vinilo de la edición de lujo que yo tengo añade tomas alternativas de cuatro de los siete cortes comentados, todas ellas de mucho interés, aunque no tanto como para hacer mejor Both Directions At Once, perdido para el aficionado desde el 6 de marzo de 1963 y felizmente recuperado en pleno siglo XXI. Por supuesto, y de largo, el mejor disco que verá 2018: la llama de John Coltrane sigue ardiendo en el pebetero de los dioses.
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Uf!!!! Deseando hacerme con él.
ResponderEliminarEstas navidades, Sergio.
ResponderEliminarHabía oído hablar de este disco perdido, creo incluso que me lo comentaste en alguna conversación, hace no mucho. Me interesa mucho ese paso del modal, del bop al free. En músicos de la categoría de Trane y su banda tiene que significar un paso de enorme relevancia. Voy a ver si me porto bien...
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
El disco no agranda la figura de Coltrane, Javier, pero demuestra que no fallaba. A ver si los Reyes os lo traen a Sergio y a ti.
ResponderEliminarAbrazos.
Lo tengo desde que salió y simplemente es una gozada. Se disfruta mucho, sabiendo como dices en qué momento se hallaba el cuarteto. Eso si, no deja de alucinarme lo que curraba esta gente en los estudios... si lo piensas bien, echaban horas para aburrir.
ResponderEliminarAbrazos.
Es verdad, no dejaban de trabajar, por eso eran tan buenos. El otro día me compré un disco de Jimmy Smith y resulta que de la misma sesión había salido otro elepé. Mañana hablo en el blog, por cierto, de jazz y de jornadas muy productivas.
ResponderEliminarAbrazos, Savoy.