miércoles, 26 de febrero de 2020

Madrid


Los Stones, Chuck Berry, Lou Reed y los New York Dolls vestidos de macarras madrileños que adaptan al castellano su bienamado rock and roll. Sí, pero también pasión, talento y la personalidad moldeada por la chulería de barrio. Burning y Madrid (1978) son asignatura obligatoria si de música del diablo hablamos, debut esencial de una banda que se vale de un lenguaje sonoro universal para describir sus andares juveniles por la capital de un reino en plena transición democrática (¿democrática?).

Es su ciudad la que abre y da título al conjunto, proponiendo sin engaños las coordenadas estéticas a seguir. Las teclas de Johnny Cifuentes, herederas de la tradición Johnson/Leake, la guitarra a lo Berry/Richards/Thunders de Pepe Risi, la voz barriobajera cantando sin complejos letras procaces (hoy serían consideradas machistas) de Toño Martín y la base rítmica de Teto y Quique Pérez establecen en Madrid lo que Rock'n roll mama, Hey nena, Miéntelas y Jim Dinamita, estas dos últimas joyas de la corona para mi gusto, van a desarrollar de manera inconfundible. El mejor rock hecho en España se apropia sin prejuicios de los modelos anglosajones, pero lo que podría ser mera copia u homenaje vacuo cobra voz propia, genuina curtida en su entorno chungo y marginal con momentos interpretativos realmente logrados. Además de las cincos canciones mentadas, una balada llamada Lujuria que sube enteros cuando el maestro Pedro Iturralde toca su saxo, siguiendo instrucciones de la banda, como un buque que entra en el puerto de Nueva York rodeado por la niebla; y los once minutos finales de Sin tiempo para vivir, suite cantada cuyas raíces hay que buscarlas en el Reed de Berlin, Coney Island Baby y Rock N Roll Animal o allí donde la Velvet menos esquizofrénica se acerca al soul, aunque no habría que desdeñar cierto prurito progresivo.


Rockers altaneros, tipos duros del extrarradio (físico y mental), los cinco miembros de Burning nos miran amenazantes desde el otro lado del objetivo (y de la vida) que les retrata en una portada icónica cuya agresividad avisa del contenido musical de un elepé, Madrid, que junto con su continuación, El fin de la década, conforma las características básicas de un quinteto que, cambios de formación mediante, grabará muy buenos discos durante toda su carrera (Noches de rock & roll, No mires atrás, Pura sangre), si bien lo logrado en sus dos primeros trabajos a finales de los setenta permanece en otro nivel. Ya lo decía Jim Dinamita:

"Tú no sabes quién soy
pero has oído mi nombre 
que suena en todas partes
como un huracán". 

6 comentarios:

  1. ¡Cuanta razón!, algunos de los textos de este disco (y posteriores de otras grabaciones de la formación) hoy serían considerados políticamente incorrectos. ¿Vamos para adelante, retrocedemos?. Lo que si permanece sin duda es esa imagen, ese prurito de chulería macarra tan propia de la ciudad, y esa música que ha dejado, ya con este su primer trabajo, en ser clónica de la anglosajona para convertirse en seña de identidad propia.
    Abrazos,

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  2. En ciertas cosas avanzamos (y hay que hacerlo), pero la libertad de expresión sí que está en riesgo, Javier. Una canción, en principio, no es una declaración de intenciones u opiniones políticas o sociales. Sí, ya demuestra Burning clara personalidad en su primer elepé.

    Abrazos.

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  3. Aquí los Burning, a pesar de todo, es donde más inocentes se muestran, todavía no portaban veneno. Pero esa entrega al rock and roll anglosajón que comentas, combinado con el gesto del barrio y de la coordenada espacio-temporal en que fue registrado hace del producto una denominación de origen dentro del rock.
    Como siempre es difícil contarlo mejor.
    Abrazos.

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  4. Para mí los Burning de "Madrid" y "El fin de la década" son los mejores, Addi, quizá menos curtidos en la vida pero musicalmente inapelables.

    Un abrazo.

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  5. Bufff, este artefacto y los dos siguientes son palabras mayores. Opino como Javier, hoy serían políticamente incorrectas algunas cosas en todos los ámbitos. Y cómo desarrollaron un estilo propio a partir de sus influencias. Abrazos.

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  6. Para mí "Bulevar" es inferior a "Madrid" y "El fin de la década", Juanjo, a pesar de contener "No es extraño que tú estés loca por mí". Muy incorrectas, sí, letras como la de "Jim Dinamita" o la de "Miéntelas" estarían en el punto de mira del movimiento feminista por razones evidentes.

    Abrazos.

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