miércoles, 21 de octubre de 2020

Here Comes The Whistleman

El primer elepé de la relación contractual de Rahsaan Roland Kirk con Atlantic —la más extensa y fructífera de una carrera genial— es un curioso artefacto registrado en directo en los estudios neoyorquinos de la discográfica en marzo de 1965 pero que no será publicado hasta dos años después. Previo a la tríada que le consagrará artísticamente (The Inflated Tear, Left & Right y Volunteered Slavery), Here Comes The Whitleman puede pasar por divertimento que sirve de toma de contacto con los directivos de la compañía, mas el placer que transmiten las interpretaciones niega cualquier condición de pasatiempo o trabajo menor al álbum. Hard bop que en vivo tiene algo de jump blues, el de Kirk es propulsado por sus saxos tenor, soprano y alto, los dos últimos (manzello y stritch) inventados por él, tal y como es sabido, y flautas convencional y nasal. El protagonismo de sus instrumentos y su espectacular manera de tocarlos no es excusa para olvidar una base rítmica espléndida que aquí forman Major Holley (contrabajo), Charles Crosby (batería) y Jaki Byard (no Jackie, según los erróneos créditos originales) y Lonnie Liston Smith alternándose al piano en deliciosas intervenciones. La calidad de los siete cortes hace muy difícil el intento de destacar uno por encima del otro, así que si nombro la pieza que titula el disco es por el absoluto desfase que se produce al acompañar al cuarteto un buen número de silbatos tocados por el público presente (cualquier cosa es posible si hablamos del autor de We Free Kings) en una fiesta musical que prologa una charla de Kirk. Y termino: que su situación cronológica y el olvido sufrido no nos hagan renegar de esta fantástica grabación llamada Here Comes The Whistleman.

2 comentarios:

  1. Hete aquí que tenía prácticamente finalizado un comentario, en el que equiparaba la figura maltrecha de Quevedo con la discapacidad física de Roland, cuando el ordenador me jugó una mala pasada y borró el texto. Es igual, me encanta ese Kirk que con cuatro soplos apaga las velas de la tarta de cumpleaños creando arte.
    Abrazos,

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  2. Genial paralelismo, Javier, pena que se perdiera. Soy fan de la música de Kirk a muerte. Ya he hablado de él varias veces por aquí, pero seguiré haciéndolo.

    Abrazos.

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