El último de los singles de Robert Johnson publicados por Vocalion Records es esta doble cara que en 1939, con Johnson ya muerto, daba a conocer una de las canciones más radicalmente bellas jamás registradas. Habrá cosas que nunca lleguemos a saber de la breve existencia del mítico bluesman de Misisipi, pero que tenía una sensibilidad exacerbada no se puede negar tras absorber los dos minutos y medio de Love In Vain (Love In Vain Blues originalmente). El tren que se lleva al amor perdido, la soledad y las lágrimas son elementos de un blues perfectamente delineado por su autor (música y letra) que es en su interpretación donde nos pone los pelos de punta. La autenticidad de cada sílaba cantada y cada nota tocada penetra en nuestra psique transmitiendo el dolor sentimental (ergo existencial) con toda su crudeza pero sin afectación espuria o impostada. La experiencia que supone la escucha del tema de Johnson se engrandece al cotejarlo con la versión que los Rolling Stones grabaron para su formidable Let It Bleed, instrumentalmente plena mas sin la profundidad ni la poesía del original. El corte que acompaña a Love In Vain, Preachin' Blues (Up Jumped The Devil), es una buena muestra de la técnica guitarrística de nuestro hombre, pues la hondura de su arte iba siempre acompañada de una habilidad a las seis cuerdas nacida del trabajo y el ensayo, a no ser que nos creamos la leyenda de que su talento le fue regalado por el diablo a cambio de nada más y nada menos que su alma. Sea como fuere (y aunque en los pantanos del sur de los Estados Unidos nunca se sepa…), disfruten del sonido añejo y magistral dejado para la eternidad por Robert Johnson en Dallas y San Antonio mientras que en España el fascismo empezaba a enseñar las cartas que en poco tiempo harían temblar a la humanidad entera.
Hablar sobre Robert Johnson es hablar sobre el blues, todos beben de él, absolutamente todos, y vaya mérito tienen todas sus grabaciones a finales de los años 30, cuando los medios eran los que eran.
ResponderEliminarAlabado sea Robert Johnson.
Abrazos.
Ciertamente hablamos de un tema que es un episodio vital eterno y cíclico. Me interesa mucho la idiosincrasia de este tema confrontándolo con otras versiones, aquí hablas de la de los stones, con sus coordenadas particulares.
ResponderEliminarRobert Johnson es como el big bang del rock and roll, tan desconocido como determinante y en realidad evidente. Es que la cara B es tan grande que no hay palabras.
Por cierto amigo mío. yo me creo todo el rollo del alma, el diablo y demás.
Un abrazo fuerte y enhorabuena.
Así es, Savoy, influencia eterna y música extremadamente hermosa.
ResponderEliminarTodos los grandes del rock y del blues eléctrico le han versionado o han sido influidos por él, Jorge. No te hacían creyendo en esas cosas, querido amigo.
Abrazos.
Qué maravilla de texto, con mención especial para ese colofón. Robert Johnson eterno. Abrazos.
ResponderEliminarMil gracias, Juanjo, no me extraña que te guste ese colofón.
ResponderEliminarUn abrazo.