Sin "entrar en el episodio de dimes y diretes que se montó alrededor de la publicación de Hawks & Doves en torno a su mensaje y orientación política", como decía Jorge García, pues "aquello fue más una sarta de conjeturas hipotéticas de muy libre interpretación que otra cosa", sí que siento aprecio por el disco con el que el maestro canadiense abría la década de los ochenta, un periodo muy alejado, por desgracia, de los grandes logros del anterior decenio. Al igual que otras veces en la carrera del autor de After The Gold Rush, el elepé se alimenta de grabaciones previas, concentradas aquí en la primera cara.
Los dos primeros cortes de la misma provienen de 1974 e iban a formar parte de un álbum, Homegrown, que no verá la luz hasta 2020 (aunque incomprensiblemente sin el segundo de ellos). Y digo lo de incomprensiblemente porque si Little Wing es una buena miniatura acústica que comparte título con la mítica balada de Jimi Hendrix, The Old Homestead se trata de una emocionante epopeya folk de casi ocho minutos que se beneficia, además, de la batería de Levon Helm, el bajo de Tim Drummond y la misteriosa sierra de Tom Scribner. Lost In Space fue grabada en 1977 pero quedó fuera de Comes A Time al año siguiente a pesar de su evidente y luminosa calidad. La mitad folk la completa un Captain Kennedy de 1976 y Hitchhiker, trabajo finalmente publicado en 2017.
Las cinco canciones en solo trece minutos de la cara B, todas ya de 1980, se mueven entre el country rock y el bluegrass sin especial transcendencia, no están mal y entretienen, pero no pueden ser consideradas a la altura de su creador (piensen en la energía y la creatividad de los previos Rust Never Sleeps y Live Rust), y bajan la nota alta que sí merece el otro lado del vinilo. Desigual comienzo, pues, de una época asimismo desigual, el de Hawks & Doves, todo y sus inconvenientes, se disfruta lo suficiente como para haber sido glosado en este espacio.
hola buenas , sin entrar en algunas de las motivaciones o lo que pensaba young en los 80s lo cierto es que era muy dificil seguir con el nivel que demostro del 69 al 79 decada magica la suya llena de discazos tremendos
ResponderEliminarno escuchado todos los de 80 de neil young pero los que escuche aun siendo menores son disfrutables hasta trans disco raro donde los haya tiene buenos temas , hasta llegar al disco del 89 donde recuperamos al mejor young con otro disco imponente
me aburren mas algunos discos mas recientes que los queescuche de los 80s, este hawk doves pese a no ser un gran disco se escucha con agrado
un abrazo
Obviamente, Santi, a pesar de ser una década inferior a la anterior, la de los ochenta de Neil Young es mejor de lo que se dice, a veces más interesante que el Young de los últimos tiempos, sí. Un buen elepé este "Hawks & Doves".
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.
Apuntáis un tema no por manido interesante..., el hecho de que las obras de Young de los 80 no llegan a la altura de las de los 70. Evidentemente, cualquier conocedor de la trayectoria del canadiense lo sabe, su nivel creativo baja. Neil sienta (de alguna manera) la cabeza como hombre casado, con hijos de salud problemática, cambia de formación con cierta (demasiada) frecuencia, atrás han quedado los años de desmadre, empieza a tomar conciencia de ser, además de un músico, un hombre de negocios (¡a Neil siempre le gustó el dólar!), echa mano de su catálogo y publica, en definitiva, obras que podrían parecer como de relleno y que el tiempo se ha encargado de "minusvalorar" (en cierta medida está sucediendo lo mismo con gran parte de su obra de las dos últimas décadas...)
ResponderEliminarHabría que repensar su papel en esa década de los 80 (no estaría mal un monográfico), en la que "Freedom" es el único de sus trabajos que se salva (1989) y anticipa su resurección en los 90.
Saludos,
Yo creo honestamente que el nivel de los setenta (incluyo en esta década, para condensar, su segundo y magistral disco de 1969 "Everybody Knows This Is Nowhere") solo lo alcanza Young posteriormente con "Ragged Glory" y "Weld", dos muestras de talento colosales. Lo del monográfico no sé, pero yo seguiré hablando de discos ochenteros del canadiense en el blog, por ahora he comentado cuatro si no me equivoco.
ResponderEliminarAbrazos, Javier.
Muy de acuerdo con lo dicho, se asemeja a lo que en su día comenté yo. Lo del tema político ya está pasado y suena anacrónico en estos tiempos. En cuanto a Neil Young en los ochenta yo diría que la irregularidad es la nota que lo caracteriza. Sus años setenta son inalcanzables, no para él, para ningún musico de los últimos cincuenta años, pero de los 80s me gusta, además de este con sus luces y sombras, y "Freedom" que parece una obviedad, "This Note for you" y "Old ways" principalmente.
ResponderEliminarGracias por la mención amigo.
Un abrazo.
Sí, Young en los setenta es de otro mundo. Además de los que nombras de los ochenta también disfruto de "Everybody's Rockin'" y "Re-ac-tor". Gracias a ti.
ResponderEliminarAbrazos, Jorge.