Compuesto entre 1963 y 1965, exactamente igual que el Laborintus 2 de Luciano Berio comentado en nuestra anterior entrada, el apoteósico Réquiem para soprano, mezzosoprano, dos coros mixtos y orquesta de György Ligeti cobró fama por la inclusión de uno de sus cuatro movimientos (Kyrie) en la mítica película de Stanley Kubrick 2001: Una odisea del espacio, añadiendo mayor relevancia si cabe a sus imágenes. A diferencia de otros nombres claves de la música culta de la segunda mitad del siglo XX, el húngaro abraza la vanguardia al mismo tiempo que reclama el pasado lejano, pues su misa de difuntos se acerca a la polifonía renacentista con técnicas de escritura contemporáneas. En esta "en extremo densa red vocal" debido a cuyo poder "la melodía y el ritmo han sido pulverizados bajo el mandato de un lujurioso cromatismo", en hermosas y precisas palabras de Jorge Fernández Guerra, laten por igual las antiguas partituras de Guillaume de Machaut, Johannes Ockeghem o Tomás Luis de Victoria y las nuevas formas de Karlheinz Stockhausen, Mauricio Kagel o Iannis Xenakis. Viven los sonidos acongojantes de este Réquiem de la fuerte personalidad de su autor, especialmente en el mencionado Kyrie, segundo movimiento que afronta varios crescendos de insoportable intensidad y belleza extrema, difícil encontrar un creador similar o tan inspirado. Curiosamente podemos emparentar la música de dicho movimiento y de la obra en general con la del último y radical John Coltrane y su obsesión por el timbre antes que por la variación de notas o acordes. Siguiendo sus instintos y siendo fiel a su criterio —cinco siglos entre las manos y el papel pautado, las edades moderna y contemporánea aireadas en menos de media hora— Ligeti logra una pieza particularísima que ya es eterna, siendo su actualidad hoy la misma que cuando se dio a conocer. No ha envejecido un solo segundo.
Evidentemente la referencia a la genial obra de Kubrick hace, si cabe, más atractiva esta entrada de Ligeti. Tomo debida nota. Esa música culta de la segunda mitad del siglo XX es una asignatura pendiente en esta casa. Salvo últimas adquisiciones del mismo Stockhausen ("Gruppen") y de Györgi Kurtág ("Grabstein FÜr Stephan" y "Stele"), pocas obras más han entrado en la colección. Por cierto, estas últimas referencias se encuentran en la colección "The Music of the 20th Century" de Deutsche Grammophon donde también aparecen obras del protagonista de la entrada anterior, Luciano Berio. Creo que seguir el catálogo de esa colección puede ser una buena idea.
ResponderEliminarSaludos,
No soy el mayor de los expertos, Javier, pero es una música que me gusta e interesa mucho, y además ha influido lo suyo en las vanguardias rock y jazz. El "Gruppen" de Stockhausen sé que lo tenías, lo de Kurtág, no. El catálogo de Deutsche Grammophon que dices está lleno de maravillas, aunque no controlo todo su contenido.
ResponderEliminarUn abrazo.