El retorno de Lucinda Williams seis años después de Sweet Old World no solo trajo su obra maestra (Car Wheels On A Gravel Road, 1998), sino uno de los más brillantes discos que el rock americano entregó aquella década, a la altura de lo mejor que hayan grabado Los Lobos, John Hiatt o Steve Earle (que también anda por aquí). Trece canciones soberbias (doce propias y una versión de Randy Weeks, Can' Let Go) iluminan la casa solitaria a la que nos dirige la carretera sin asfaltar de la portada. Rodeada de un plantel de músicos excelente (entre los que destacan el mencionado Earle, Emmylou Harris y, sobre todo, Roy Bittan, que produce además de tocar órgano y acordeón), Williams desarrolla su rock melódico y melancólico alimentado de pop, folk y guitarras magníficas de todo tipo. Conforme el trabajo avanza y las composiciones se van sumando la emoción desborda al oyente, a lo que la ejecución impecable contribuye por igual que la calidad de las melodías y las letras. El sonido fundamentalmente rock del conjunto lo rompen, sin ahuyentar a las musas ni perder la felicidad armónica, Concrete And Barbed Wire (folk y country), la ya comentada lectura de Can't Let Go (country, blues y rock), Greenville y Jackson (folk) —otorgando una (deliciosa) variedad que siempre es de agradecer—, mientras que, ya en las postrimerías (cuando las ruedas del título empiezan a frenar), Joy lo endurece para dar con el momento más aguerrido de un trayecto hecho de perfección, sensibilidad y clase: tres vocablos que casan inmejorablemente con este sensacional Car Wheels On A Gravel Road.
Es un milagro que este disco saliera adelante y acabara siendo un disco de semejante magnitud. En aquellos años, la obsesión de Lucinda por grabar y regrabar era casi enfermiza y tardaba años en acabar de redondear un trabajo. De ahí su tardanza en publicarlo. De hecho Lucinda había fichado con el sello de Rick Rubin , American Recordings, pero este atravesaba por graves problemas financieros. Lo mejor que pudo hacer Lucinda fue deshacerse del productor Gurf Morlix porque las primerizas sesiones que posteriormente se filtrarían en la red suenan muy pobres y apagadas. Incluso temazos que verían la luz en el disco Essence como Out Of Touch sonaban a rayos en las sesiones de Car Wheels. Desde entonces Morlix no ha vuelto a dirigirle la palabra pero sus fans se lo agradecemos infinito. Algunos de los discos posteriores a esta obra maestra son fantásticos.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu aportación, Mike. Cierto lo que cuentas, me planteé hablar brevemente de ello, pero, por lo que sea, no lo hice y me salió un texto más conciso. Morlix estará enfadado a nivel personal, pero no creo que dude de la belleza de la grabación definitiva. Toda la razón en que Williams tiene cosas buenísimas fuera de "Car Wheels", pero creo que este disco es su obra maestra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gran disco. Con qué pasión se entregan todos para tocar "Still I Long for Your Kiss", la nostalgia amorosa hecha música.
ResponderEliminarGran blog! Lo vengo siguiendo ya un buen tiempo, y su forma de escribir y sus gustos son ejemplares. Saludos!
si no fuera por las letras esa portada es una genialidad... lamentablemente no conozco la banda ni su música... saludos
ResponderEliminarUn disco en el que creo que coincidimos mucha gente, Alfredo. Muchas gracias por lo del blog, intento hacerlo con la mayor seriedad posible, ya va casi para doce años.
ResponderEliminarNos quedamos solo con la foto, JLO. Lucinda Williams es una gran artista, te recomiendo este disco especialmente.
Abrazos.
Llegué tarde a la cita con Lucinda, es que la Mitchell se ponía pesadísima con sus celos y no había manera. Y fue llegar, con esta obra precisamente, y el sol de California se trasladó al lugar donde ella habitaba. A pesar de la melancolía que irradia, a mi me parece un disco luminoso, lleno de fragores.
ResponderEliminarAbrazos,
En ese caso estás perdonada, Javier. Sí que es luminoso, sí. Una sesión doble "Hejira"/"Car Wheels" no estaría nada mal.
ResponderEliminarAbrazos.
Desde luego es el disco clave en la carrera de Lucinda Williams, un disco soberbio y como bien dices, uno de los mejores trabajos de aquella década.
ResponderEliminarAbrazos
Creo que alguna vez me lo has comentado (o te lo he leído).
ResponderEliminarUn abrazo, Addi.
Lo habremos hablado alguna vez seguro, te lo digo porque es una reseña que tengo pendiente desde hace tiempo.
EliminarUn abrazo.
Pues ya sabes, ¡manos a la obra!
EliminarInfaltable. Últumamente disfrutando la edición "deluxe" que incluye temas en directo pertenecientes al concierto que ofrecieron en el World Café.
ResponderEliminarEncontré tu blog por casualidad, no sabía de su existencia. Me está gustando mucho, tenemos gustos musicales bien parecidos y me veo reflejado. Con paciencia iré leyendo todas las entradas.
ResponderEliminarDoce años... ahí es nada !
No tengo la edición que dices, Jep, pero seguro que está muy bien. Como te comentaba antes, un placer tenerte en el blog, me alegra que te guste. Sí, ya son muchos años.
ResponderEliminarUn abrazo.