No me emociona tanto como Candy Apple Grey el siguiente, último y doble disco de Hüsker Dü, construido básicamente con la misma sobriedad instrumental, sensibilidad melódica y lírica, saturación sonora e intenciones pop que su ilustre antecesor, pero sin canciones tan perentorias como Don't Want To Know If You Are Lonely, Sorry Somehow, Too Far Down, Hardly Getting Over It o No Promise Have I Made. Dicho esto, Warehouse: Songs And Stories (1987) es un trabajo totalmente recomendable del trío de Minessota que algunos de sus seguidores tienen en un pedestal.
Solo hay que escuchar la tríada inicial —These Importany Years, Charity, Chastity, Prudence, And Hope y Standing In The Rain— para darnos cuenta de que estamos ante la banda de siempre en ese lugar entre su hardcore primigenio y el power pop hacia el que empezó a moverse tras Zen Arcade. Dentro de su particular estilo, nunca estuvo Hüsker Dü tan cerca de R.E.M. (compañero generacional, no influencia) que en los singles Ice Cold Ice y Could You Be The One? y en Visionary, si bien no veo en el grupo de Michael Stipe la calidad ni la personalidad de los autores de Flip Your Wig. Se va desarrollando así el trabajo, pasando de caramelos melódicos que los Dickies no hubieran despreciado (Too Much Spice) a lo que pudiera ser una versión de los Pogues (She Floated Away); de la poética (o la épica) de la destrucción de Bed Of Nails a la inmediatez y brevedad en las que punk y rockabilly son lo mismo (Actual Conditions); o de los Byrds y Big Star puestos al día, sintetizadores incluidos (Turn It Around) a las fabulosas armonías vocales que hacen que si hablamos de Up In The Air y You Can Live At Home —los dos cortes finales— salgan a relucir los Beach Boys (precuela) y Dave Navarro y Jane's Addiction (secuela) si nos referimos exclusivamente a la forma en que Bob Mould toca la guitarra en el último de los temas.
La gira de presentación de Warehouse: Songs And Stories, que se retrasa por el suicidio del mánager de Hüsker Dü, David Savoy, culminará —drogas mediante— con la separación del trío debido a la agria relación que mantenían Mould y el baterista Grant Hart. Corría el año 1988 y cualquier posibilidad de esa reunión que se suele esperar, por dinero o por lo que sea, de una banda clásica la zanjaba Grant en 2017 con su muerte. Nos queda, pues, su música e independencia, cuyos ecos hallamos en montones de artistas posteriores, Dinosaur Jr., Nirvana o Metallica entre ellos. Pocos señalaron el camino como Hart, Mould & Norton.
Hoy si que aciertas con una de mis bandas favoritas de los ochenta. La gira ya no será posible, pero volver a pinchar discos tan excelsos como este Warehouse: songs and stories, que de forma tan atinada has descrito, es algo a lo que nunca renunciaremos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Completamente de los ochenta en este caso, Jorge. Una excelente despedida de un grupo esencial, aunque mi criterio lo sitúe un poco por debajo del anterior "Candy Apple Grey".
ResponderEliminarAbrazos.
No puedo compararlo con el "Candy Apple Grey" porque no tengo este "Warehouse...", pero, si así fuera, me sería muy difícil hacerlo. "Candy Apple Grey" es una de las obras cumbre de aquellos años, pocos discos han logrado esa conjunción en la que la angustia y la depresión alcanzan bellísimas cotas melódicas. En fin, se ve que el amigo Stipe & Cia no son de tu total agrado o, por lo menos, no los consideras al mismo nivel de calidad y emoción que la banda de Mould y Grant. Craso error. Según mi opinión, hay no pocas obras de los de Atlanta que, como poco, están al mismo nivel que las mejores de los de Minneapolis.
ResponderEliminarPróximo debate mientras asistimos al bolo de Los Enemigos.
Abrazos,
Muy de acuerdo con tu valoración y tu descripción de "Candy Apple Grey", Javier. Conozco y aprecio la obra de R.E.M. hasta "Green", después ya no me interesa, me parece un grupo sobrevalorado.
ResponderEliminarUn abrazo.