lunes, 25 de abril de 2022

The Wall

Todos los traumas educativos, infantiles, sentimentales, etc. que abordan Roger Waters y Pink Floyd en su famosísimo y doble elepé de 1979 y el hecho de que se trate de un álbum conceptual dejan a veces en segundo lugar el cambio de orientación musical que para el grupo inglés supone The Wall. En comparación con sus dos precedentes, Wish You Were Here y Animals, disminuyen las exhibiciones instrumentales y la duración de los temas y la producción de Bob Ezrin moderniza el sonido haciendo que el pop, entendiéndose como concepto lato, gane terreno al rock progresivo. Curiosa y paradójicamente es la canción la que es potenciada en un trabajo, como se ha dicho, conceptual que huye de desarrollos mastodónticos sin renunciar a la excelencia interpretativa del cuarteto y la brillantez solista de la guitarra de David Gilmour.

Los autores de Meddle se hallan pletóricos a pesar de que las tensiones entre Waters y Gilmour les acercan al abismo. Solo así es comprensible su capacidad para introducir (Ezrin mediante) elementos funk y disco, además de un coro de niños, en la mítica Another Brick In The Wall, Part 2 —crítica feroz al sistema educativo—; manejar el folk de manera tan diferente en Mother y Goodbye Blue Sky; aplicarse al rock acerado (Young Lust, Run Like Hell); captar el dolor en dos composiciones que juegan a ser baladas (Don't Leave Me Now, Hey You); no hacer ascos al pop orquestado (Nobody Home); ofrecer una breve marcha militar titulada Bring The Boys Back Home; o, en la vuelta de tuerca final, atreverse con la opereta en The Trial justo antes de que Outside The Wall eche el cierre colocándonos fuera del muro.

Sí, he dejado para el final una de las más hermosas canciones de Pink Floyd. Comfortably Numb es una de las pocas de The Wall no escritas en solitario por Waters y la más larga del disco, y no solamente ayuda Gilmour en la composición de su fantástica melodía, sino que realiza dos solos portentosos que le dan su categoría definitiva. La misma de un elepé magistral que nos habla de muros pasados, presente y futuros, exteriores e interiores, el muro de Berlín, el de Palestina, el de Trump y el que a cada uno de nosotros nos bloquea e indispone. Una pared hecha de tiempo, materia y misterio. Hecha de miedo, afrentas e indecisiones convertidos aquí —el bagaje emocional de Roger Waters y la pericia artística de su banda— en letras y notas musicales de la mayor variedad y belleza.


 

8 comentarios:

  1. Suelo comparar la relación autor/obra de este disco con el "Lamb Lies Down In Broadway" de Genesis. Si esta última es la obra conceptual casi exclusiva de Gabriel, en la primera ocurre otro tanto con Waters. Dicho esto, guardo una relación una tanto inapetente con el disco. El "Animals" me defraudó un tanto y este "The Wall" no consiguió ponerme tanto como sus grandes obras anteriores, tampoco lo hace ahora. No pretendo desmerecer su valor, por supuesto, pero no deja de parecerme un claro ejemplo de lo que empezó siendo un circo (sus grandes conciertos de entonces, y muy especialmente todo el aparato escénico que surgió a propósito de este disco) y terminó convirtiéndose en un auténtico cementerio de elefantes.
    Abrazos,

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  2. En lo del circo y el cementerio de elefantes no te falta razón, Javier, pero a mí sí que me parece un gran disco, casi una reinvención del grupo. "Animals" también me gusta mucho. Genesis no me atrae, ya lo sabes, pero sé que volveré a intentarlo porque tú eres muy de fiar.

    Un abrazo.

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  3. Pasan los años y se va confirmando que grupos como Pink Floyd y Genesis no soy lo mío. Dentro de Pink Floyd, sin gustarme demasiado, he de decir que los primeros discos son los que más me atraen con diferencia.
    Un abrazo.

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  4. A mí Genesis nunca me ha gustado, pero Pink Floyd sí y mucho, tanto la primera y psicodélica con Barrett como la segunda, progresiva y setentera.

    Abrazos, Jorge.

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  5. Impecable reseña desde la perspectiva que nos da la distancia y el tiempo.
    Es cierto que cambian el sonido, se pone más pop y abandonan en parte la psicodelia. Es un album que da testimonio de fin de una época e inicio de otra.

    abrazos, Gonzalo

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  6. Muchas gracias, Frodo. Es verdad que es un cambio de época, no hay más que compararlo con "Animals".

    Un abrazo.

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  7. No es comparable a los trabajos anteriores, pero aun así se trata de un disco absolutamente memorable.

    The Final Cut y los discos solistas de Waters imitan estilísticamente a The Wall pero sin la mitad de la fuerza y la inspiración que este disco extraordinario, y por momentos excesivo, destila en sus ochenta minutos de duración.

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  8. Memorable y diferente, Jep, totalmente de acuerdo con tu apreciación, incluido lo de los discos posteriores.

    Un abrazo.

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