Desde Murcia y en voz baja llegaba en 2022 un disco modesto pero realmente logrado. El primer álbum de Logan nos trae canciones de toda la vida llenas de dudas y melancolía que crecen enteros gracias a la presencia esencial de Miguel Bañón, pues, además de producir, mezclar y masterizar Giros, toca guitarras, bajo, piano, órgano, percusión y hace coros. Seguro que sin el marañón a bordo la función sería de menor enjundia, lo que no resta mérito a la brillantez de las melodías y las letras de Logan, más bien al contrario: habla de la sabiduría de nuestro hombre para rodearse de quien —sí o sí— va a incrementar el valor inicial de su material.
El ruido de la ciudad, sobre un riff descendiente del de Day Tripper, es la primera de las once piezas que contiene el trabajo, contagiosa felicidad pop que funciona como perfecta apertura. Giros se pasa al country rock en una estupenda composición en la que la pedal steel de Ángel Galera es clave. Preciosa balada de sonido folk que lleva ecos de The Band, Sin dirección nos habla de una situación en la que muchos hemos estado, perdidos entre un pasado inútil y un futuro imposible de imaginar. No sé si es por la preponderancia del piano en el tema que El hombre del tiempo me recuerda a Billy Joel, si bien es fácil rastrear también en su cadencia y arreglos a los Beatles. El pop ligeramente orquestado de A Contracorriente, y no solo por el violín de Irene Cano, mantiene el nivel compositivo, y artístico en general, del disco y muestra su gusto por la variedad. Un pequeña Intro. Tuve un sueño acústica, pero que funciona como corte diferenciado, precede a Tuve un sueño, el momento más eléctrico o roquero o contundente del conjunto. Canciones ambas que insisten en la promiscuidad estilística, el music hall y el bluegrass están en la base de Walter, el primero, y Destino Porvenir, el segundo, aquí con mención al violín de Cano y la mandolina de Carlos Vudú. Toque de queda (Para Perico) es un medio tiempo que a mí me habla de los Jayhawks y en el que Galera repite a la pedal steel. No se va su guitarra de Cielo (Para Carmen), emocionante forma de decir adiós que en su tramo final enardece el discurso gracias a la instrumentación y a los coros de Sara Melo.
Una alegría ha sido el descubrimiento de este creador, Logan, y de su debut Giros, un plástico que no inventa nada, pero que sabe cocinar con gusto y delicadeza elementos tradicionales que no por conocidos hay que desdeñar si se manejan con la sensibilidad que demuestra su autor. Una receta a la que añadir, que no se me olvide, la batería sobria de Raúl García. Creo que no me dejo nada, simplemente recomendar la escucha de un producto que hay que sacar de su condición underground.
Gonzalo, gracias por visitar el blog de actitud rocknroll. También siempre vengo a Ragged Glory para ver las perlas publicadas aquí.
ResponderEliminarRagged está en mi lista de blogs.
Muchas gracias a ti.
ResponderEliminarUn abrazo.
La verdad es que no tengo ni idea. Pero si en el disco se ocultan todas esas influencias y aludes a Beatles, Jayhawks, The Band o Billy Joel (a mi siempre me ha gustado el hombre del piano) pues no creo que pueda evitar visitar este álbum.
ResponderEliminarAbrazos.
Recomendación personal, Jorge.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un gran disco, escuchándolo ahora mismo en esta mañana lluviosa de domingo en Madrid, delicioso. Grande Logan, a ver si viene a presentar el disco a la capital del Estado.
ResponderEliminarEsperamos su visita como el agua de la lluvia a la que aludes, amigo.
ResponderEliminarUn abrazo.