"Aquí está mi música. Es todo lo que tengo para deciros cómo me siento. Que sepáis que vuestro amor conserva fuerte mi amor". Este texto, originalmente solo en braille sobre la carpeta del elepé, es el de un hombre ciego y recién divorciado que afronta el amor y la vida con optimismo y los vuelca en un disco de musicalidad exquisita (Talking Book, 1972) insertado en la época de gloria de Stevie Wonder. Factótum matizado y enriquecido por una serie de invitados, Wonder compone, canta, toca diferentes teclados (tema éste en el que incidiremos), batería, percusión y armónica y produce, controlando y modulando una creatividad desbordante.
Sedoso y envolvente, el pop romántico de You Are The Sunshine Of My Life abre el álbum y contrasta extremadamente con los casi siete minutos de funk progresivo de Maybe Your Baby, espectáculo de cuyos sonidos se encarga en su totalidad el autor de Songs In The Key Of Life salvo por la guitarra incisiva de Ray Parker Jr. Solo completamente con su piano y sintetizadores sí que se queda Stevie Wonder en la balada You And Me (We Can Conquer The World), donde ya observamos su uso en lugar de los típicos arreglos orquestales de la canción melódica. Pop y funk conviven con gracia en Tuesday Heartbreak, destacando el saxo de David Sanborn y el clavinet que ha brillado asimismo en Maybe Your Baby y va a marcar el explosivo single Superstition. Antes You've Got It Bad Girl nos ha embaucado con su ambiente relajado en el que hay soul, lounge, smooth jazz y hasta un regusto a bossa nova.
Superstition en una joya de funk cósmico, uno de esos temas perfectos y adictivos en el que Wonder es apoyado —vientos fantásticos— por el saxo de Trevor Lawrence y la trompeta de Steve Madaio. Big Brother cambia radicalmente de tono, pues nuestro hombre en solitario nos ofrece una composición relativamente mansa en lo musical pero dura en lo lírico, crítica de aliento orwelliano al político oportunista que se acerca al gueto a rascar votos durante el periodo electoral. Blame It On The Sun es otra balada magnífica a la que se suma Lookin' For Another Pure Love, ejemplo de suavidad elegante y armonías tersas que, además, cuenta con las guitarras de Jeff Beck y Buzz Feiten. I Believe (When I Fall In Love It Will Be Forever) es la encargada de decir adiós con ese estribillo irresistible que invita al amor eterno y un Stevie Wonder entregado a su arte por tercera vez sin compañía. Quizá porque una apuesta tan arriesgada —aun nacida de un corazón sincero— sea mejor hacerla así. La de la décima pieza de este trabajo extraordinario que es Talking Book.
El Wonder de los setenta es una de mis má altas cotas musicales, en especial aquí y en el doble de años más tarde.
ResponderEliminarLo diseccionas como siempre con capacidad de síntesis y precisión, creo que ya tengo música para esta mañana.
Abrazos.
Lo mismo para mí, Jorge. Gracias por tus palabras, seguiremos diseccionando hasta que la mente no me dé para más. Que disfrutes del disco.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hubo un tiempo en que los replicantes soñaban en muzak con este "Talking Book", una suerte de arcadia musical especialmente diseñada para románticos sin grandes cuentas bancarias. Allí nos encontramos muchos.
ResponderEliminarAbrazos,
"Románticos sin grandes cuentas bancarias", ja ja ja. Soñemos y disfrutemos en el sueño de "Talking Book".
ResponderEliminarAbrazos, Javier.