Más juguetón y experimental que en su debut, Kevin Ayers se muestra igual de sólido en Shooting At The Moon (1970), segundo elepé de un artista cosmopolita y elegante cuya iconoclasia se expresa con delicada ironía moviéndose entre el folk y las vanguardias atonales. Se hace acompañar aquí Ayers de un grupo al que llama The Whole World y en el que destaca la presencia de un jovencísimo Mike Oldfield (aún menor de edad) que todavía no ha aburrido o epatado (escoja el lector) a la humanidad con esas Tubullar Bells que harán de oro a Richard Branson.
El pop y el folk en lucha contra la evanescencia que nunca llega pero sí se insinúa, a través de la música y de la letra, dan forma a la deliciosa e inicial May I? Reinhardt & Geraldine y Colores para Dolores son dos canciones en una, progresivo muy de Canterbury en el que es injertada una manipulación sonora de estudio cuya naturaleza concreta ya había asomado en Joy Of A Toy. La apuesta por el contraste no para, pues Lunatics Lament son casi cinco minutos de puro y magnífico rock —en los que destaca el salvaje solo de guitarra de Oldfield— absorbidos por los ocho de Pisser dans un violon, radical apuesta avant-garde formalizada con enorme fineza. Antes de que Underwater recupere el espíritu de Schönberg y epígonos, The Oyster And The Flying Fish se ha decantado por el pop (hecho de materia folk) pizpireto al que también se apunta una miniatura como Clarence In Wonderland. Red Green And You Blue navega por aguas similares a las de May I, dominada por el zoblophone de Loi Colhill, peculiar instrumento (o invento, a la manera de Roland Kirk) que suena a saxo alto. Recuperada (y alargada) de los tiempos de Soft Machine, la canción que da título al conjunto dice adiós mediante una atractiva pieza de esa psicodelia preprogresiva que el grupo inglés trabajaba en paralelo a los Pink Floyd de Syd Barrett.
De los cuatro primeros álbumes de Kevin Ayers (todos ellos publicados por Harvest), Shooting At The Moon nunca ha tenido el reconocimiento crítico de los otros tres, siendo posiblemente el menos acomodaticio (adjetivo perverso —lo sé— si hablamos del autor de Bananamour) de la serie y conteniendo hallazgos creativos del mismo nivel. Ojalá este texto sirva para situarlo en el pedestal en el que debe estar junto con sus compañeros.
Estoy de acuerdo en que este Shooting at the moon no desmerece al resto de su producción de aquellos años, en mi opinión Bananamour es el que más díficil se me hace su escucha.
ResponderEliminarDe todas maneras si hay un músico de aquella época que sigue siendo un ilustre desconocido creo que es Kevin Ayers. Lo de Mike Oldfield aburriendo o eptando con las campanas tubulares me ha gustado mucho jeje...
Ojalá pongamos a disco y artista en el lugar que corresponde con tu excelente texto.
Un abrazo.
Uf. Me has dado de lleno. No sabría decir cuál de los discos de su época Harvest me gusta más, pero reitero una idea que defendemos muchos frikis de Ayers: si Frank Sinatra tiene su versión de "My way", Kevin Ayers ha creado "May I", y punto pelota.
ResponderEliminarLuego ya su etapa Island es más discutible, tal vez porque comenzaba la decadencia (y su pequeño plan de pensiones para la vejez), y cuando volvió a EMI ya le quedábamos pocos fans, pero es igual. Nunca hubo nadie como él, y dudo mucho que vaya a haberlo tal y como va el mundo.
"Bananamour" quizá sea mi favorito de Ayers, Jorge. Sí, es un músico a la altura de Lou Reed y sigue siendo un nombre minoritario. Esas campanas, ja ja ja… a mí poca cosa me dicen. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rick, yo me quedo con "Bananamour", como le acabo de comentar al amigo Jorge, pero los cuatro primeros son geniales. Es que "May I?" es mucha canción, claro. A mí me gusta mucho el primer disco para Island, pero ya no es lo mismo. Muy difícil o imposible dar con un nuevo Ayers, con esa personalidad tan extraordinaria y única.
ResponderEliminarAbrazos.
¡Joder, pobre Oldfield!, tengo su "Tubular Bells" en un lugar muy destacado de aquella época. Desde luego su trabajo como guitarrista en este "Shooting..." está bastante bien, aunque me guste más su sustituto en ese grupo, Ollie Halsall.
ResponderEliminarNo tengo toda su discografía más relevante (hasta finales de los 80) y, entre ella mi preferido es precisamente el primero, "Joy of a Toy". No ha perdido aun entonces nada de su charme Soft Machine (de hecho nunca la perdería) y ya se adivina su posterior y sui generis visión artística.
Un gran músico, evidente, pero a la altura de Lou Redd (??), enmienda a la totalidad.
Abrazos,
Hola Jorge! Muy buen texto sobre el gran Ayers. Yo creo que hasta That's What You Get Babe hay que tenerlos a todos.
ResponderEliminarDejo tres comentarios que escribí en mi blog sobre el blondo:
http://beefheartsmiles.blogspot.com/search?q=Kevin+Ayers
Yo veo muy envarado el "Tubullar Bells", no me transmite casi nada, Javier. "Joy Of A Toy" es una joya, por supuesto. Pues yo comparo mis cuatro plásticos favoritos de Reed ("Berlin", "Street Hassle", "The Blue Mask" y "New York") con los cuatro primeros de Ayers y no veo diferencias cualitativas, son todos de una creatividad desbordante. No damos por buena tu enmienda, je je je.
ResponderEliminarHola, Beefheart. Pues apoyamos tu propuesta, aunque los cuatro primeros sean superiores en mi opinión. El que no he escuchado es el último que publicó, debo remediarlo. Gracias por el enlace a tus textos, he leído el que dedicas a "Whatevershebringswesing" y me ha gustado mucho, muy buen texto.
Abrazos.