lunes, 21 de marzo de 2022

Van Sant, Cobain y Tarr

El chaval o la chavala que compran una camiseta de Nirvana en el Primark en 2021 para lucirla desconociendo no solo la música del grupo sino incluso que sea un grupo; la visión fílmica de Gus Van Sant en 2005 de los últimos días de Kurt Cobain; Smells Like Teen Spirit cambiando la vida de cientos de miles de jóvenes en 1991 y empezando a destruir la de su cantante: diacronía inversa para entender las dimensiones tan opuestas de la realidad entre la pulsión artística y el mercantilismo imbécil, entre la búsqueda desesperada de un sentido y la vacuidad más feroz, dañina y estúpida del consumismo.

El Gus Van Sant bajo la égida estética de Béla Tarr que ha dirigido Gerry (2002) y Elephant (2003) —espléndido acercamiento éste a la masacre de Columbine que un año antes Michel Moore analizaba en forma de documental— continúa obstinado por las maneras distantes del director húngaro al inspirarse en el icono pop arrasado por la fama para mantener su discurso sin concesiones. El sosias de Cobain (Blake) arrastra su andrajoso (metafórico y literal) enajenamiento contemplado mediante una puesta en escena que apuesta por una suerte de estilización desharrapada, planos largos y generales que se mezclan con otros más cercanos que cortan o desdibujan el cuerpo del protagonista o de los secundarios. Esta decisión de Van Sant acentúa la sensación de paranoia que desemboca en el suicidio que cierra con lógica aplastante la historia narrada, difícil que sus imágenes se dirijan a otra parte. Al igual que en Elephant, asimismo una tragedia americana, varias de las secuencias repiten lo contado en una anterior modificando el punto de vista, multiplicando el absurdo que rodea a Blake, incapaz de construir o comunicarse.

Si la edificación audiovisual de su director señala constantemente al holocausto emocional —la incomunicabilità de Antonioni en una versión más desagradable—, algunas escenas de su guion lo matizan con un sentido del humor surrealista:

  • La visita a la casa donde vive Blake (o donde barrunta su muerte) de un comercial de Páginas Amarillas que le habla de un negocio del que puso un anuncio hace un año.
  • Otra visita de una pareja de una confesión similar a los Testigos de Jehová que se entrevista con Scott (trasunto aparente de Dave Grohl que pincha Venus In Furs en un momento de la cinta).
  • La conversación de Blake con un camello de medio pelo en un club.

Aunque dedicada a la memoria de Kurt Cobain, la película no pretende ser una reconstrucción de las jornadas finales del mito muerto a los veintisiete como Jimi Hendrix, Jim Morrison o Janis Joplin. Los hechos fatales inspiran a Gus Van Sant, son el acicate motivador de un cineasta que —impactado por el coautor de la extraordinaria El caballo de Turín (2011)— proseguía desarrollando su estilo contrario a las normas, en los márgenes del negocio a principios de este siglo, tras haber conocido el éxito a finales del anterior con Todo por un sueño (1995) y El indomable Will Hunting (1997). Y Last Days es exponente privilegiado de dicho estilo.

5 comentarios:

  1. No se qué decir..., bueno si, que vi a Nirvana en concierto con mi hijo (creo que fue el primero al que asistimos juntos) allá por aquellos primeros 90 en un Palacio de Deportes anterior al Wizink Centre. A pesar de que él ya hacía sus pinitos en un grupo de metal, estoy seguro de que disfrutamos los dos como enanos.
    No he visto la película. Viniendo de Van Sant creo que merecerá la pena.
    Oye, ¿qué tal Dum Dum Pacheco?
    Abrazos,

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  2. Pues nunca vi yo a Nirvana, Javier. A mí éste es el Van Sant que más me interesa ("Gerry", "Elephant", "Last Days" y "Paranoid Park"), aunque las últimas películas que ha rodado no las he visto. El libro de Servando Rocha sobre Dum Dum sigue esperando, pero no creo que tarde mucho en caer.

    Abrazos.

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  3. No siendo fan de Nirvana, la pelicula me impresiono enormemente. Gus Van Sant sigue siendo un monstruo. Elephant esta entre mis peliculas favoritas ever ...

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  4. No la he visto, no soy demasiado fan del grupo pero haré por verla.
    Abrazos

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  5. A mí me gusta "Nevermind", J, pero ser o no fan de Nirvana da prácticamente igual, de hecho hay acérrimos de la banda de Seattle que detestan la película. También es "Elephant" mi favorita de Van Sant, pero "Last Days" me parece excelente.

    Como le digo a J, Jorge, el largometraje de Van Sant tiene vida propia, más allá del asunto.

    Abrazos.

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