jueves, 21 de septiembre de 2023

Cuckooland

Otra obra maestra que es inútil clasificar: eso es lo que ofrecía Robert Wyatt en 2003 con Cuckooland. El siglo XXI nos mostraba al mismo artista radical e inconformista mediante un trabajo de hora y cuarto, dieciséis temas y un silencio de treinta segundos justo en la mitad del tránsito, "un lugar adecuado para que aquellos con los oídos cansados hagan una pausa y retomen la escucha más tarde", intermedio y palabras difíciles de esperar de alguien que no sea el autor de Rock Bottom.

Como salida de la banda sonora de Blade Runner, la pieza que inicia el álbum (Just A Bit) ofrece una atmósfera onírica al ralentí servida por los teclados, la corneta y la voz de Wyatt, el trombón de Annie Whitehead y el saxo soprano de Gilad Atzmon, instrumentos cuyo solo nombre indicará al lector desconocedor de la música descrita que nos hallamos ante un propuesta especial. El delicioso jazz vocal de Old Europe es cocinado por Atzmon (saxos tenor y alto y clarinete) y Wyatt (voz, trompeta, batería y teclados). Tom Hay's Fox la abren unos teclados fantasmales de Wyatt que son sustituidos por otros cercanos a un sintetizador, su trompeta, la guitarra de Tomo Hayakawa, las voces espacial de Tomo Noro y hablada de Wyatt y "la última nota" de Brian Eno. Los fascinantes ocho minutos de The Forest se mueven entre el jazz y el rock progresivo y son construidos por el contrabajo de Yaron Stavi, la guitarra de David Gilmour, los teclados y la percusión de Wyatt y las voces de éste, Alfreda Benge, Eno y Jamie Johnson. La primera de las tres maravillosas composiciones que aporta Karen Mantler es Beware, tema que alude al jazz, al pop y a la new age en la puesta en escena de su creadora (teclados, armónica y voz), Wyatt (teclados, trompeta, percusión y voz) y Michael Evans (batería). Cuckoo Madame deja solo y escapando a descripción alguna (que no sea made in Wyatt) a Wyatt con la percusión, los teclados, la voz y un sampler con la voz de Mantler o karenotron. Aún más solo encontramos a Wyatt en la versión instrumental que con su piano hace del Raining In My Heart que cantara Buddy Holly. Denuncia de la entonces reciente invasión de Irak, el jazz pop de Lullaby For Hamza nos habla de un niño nacido durante los bombardeos de la anterior, la de 1991, mediante la voz, los teclados y la percusión de Wyatt, el acordeón de Jennifer Maidman y el trombón de Annie Whitehead.

El silencio comentado en el primer párrafo de este texto nos introduce en la segunda mitad del disco. Trickle Down es jazz de vanguardia y uno de los momentos más poderosos de Cuckooland, sumándose a la voz, la trompeta, el piano, los timbales y los "juguetes de Eno" de Wyatt la voz de Phil Manzanera, el contrabajo de Yaron Stavi, el trombón de Annie Whitehead y los samples robados al saxo tenor que Gilad Atzmon toca en Old Europe (no conoce de límites la creatividad de nuestro hombre). El mítico Insensatez de Jobim pasa de bossa nova a bossa Wyatt en una soberbia lectura con éste a la voz y la percusión, Stavi al contrabajo, Atzmon a la flauta y el clarinete y Mantler a la armónica, el piano, la voz y el karenotron. Es ella, precisamente, la autora de Mister E., su segunda entrega e interpretada por su voz y armónica y por la voz, los teclados y la trompeta de Wyatt. Aunque ya ha colaborado en la escritura de alguna de las piezas previas con su marido, Lullaloop está compuesta únicamente por Alfreda Benge y en ella es fácil ver concomitancias con la música de Tom Waits gracias al bajo de Jaime Johnson, la guitarra de Peter Weller (otro grande que se suma  a la función), el trombón de Whitehead, la voz de Benge y la voz, la corneta, los teclados y la percusión de Wyatt. Tercer y último corte de Mantler, Life Is Sheep te sume en su lento y ovino discurrir a través de su voz y de su armónica y de la voz, la trompeta, los teclados y la percusión de Wyatt. Las ciudades de Hiroshima y Nagasaki presiden Foreign Accents, otra de esas canciones de Wyatt que arrostran al crítico y le miran a los ojos como diciéndole: "Ten el valor de catalogar esto". ¿Los culpables? Stavi (contrabajo), Whitehead (trombón) y Wyatt (piano y voz). Llegando al final (quizá cerrando un círculo), Brian The Fox entronca sus sensaciones sonoras con las de Just A Bit (el trombón de Whitehead, la voz, la trompeta, la corneta y los teclados de Wyatt) para que La Ahada Yalam (No-One Knows) culmine Cuckooland, ahora sí, con enorme emoción haciendo instrumental la canción del palestino Nizar Zreik, originalmente cantada por su mujer Amal Murkus. La guitarra acústica de Maidman, el contrabajo de Stavi, la flauta y el clarinete de Atzmon y los teclados de Wyatt nos hacen estremecer mientras denuncian la atroz injusticia diaria que sufre el pueblo palestino al mismo tiempo que Occidente ríe las gracias a Israel. Veinte años después todo sigue igual, solo nos reconforta la incomparable música de Robert Wyatt, ajena por completo a lo que no sea su visión —artística, política y humana— de las cosas.



2 comentarios:

  1. Es esta obra de Wyatt precisamente la última que me enganchó del artista inglés, después de ella, salvo alguna cosa posterior suelta, dejé de seguirle.
    No es óbice ello para declarar mi admiración y respeto incondicional a un artista único, irrepetible, miembro excelso de aquel limitadisimo grupo de músicos que unieron junto a calidad de su propuesta la reivindicación de sus creencias.
    Un diploma de honor para este señor.
    Abrazos.

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  2. Bueno, su último disco con material nuevo es el siguiente "Comicopera", de 2007, pues tiempo después Wyatt anunciaba que dejaba la música, o al menos la creación de nuevos álbumes. Totalmente de acuerdo con tus palabras sobre el autor de "Rock Bottom".

    Un abrazo, Javier.

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